Un lustro de sombras

La Voz

SANTIAGO

ÁLVARO BALLESTEROS

La familia de María José Arcos pide colaboración cuando se cumplen cinco años de su desaparición Han pasado cinco años y la familia de María José Arcos Caamaño sigue sin poder conciliar el sueño. El 15 de agosto se cumplirá un lustro desde que esta vecina de Santiago desapareció sin dejar rastro. El juzgado de Ribeira, que lleva las investigaciones, ha archivado el caso, pero con la disposición de volver a abrirlo en cuanto haya algo a lo que agarrarse. Porque, de momento, sólo el silencio y el misterio se dejan oír en una historia que conmocionó en su día a toda la ciudad. El recuerdo vuela de nuevo hacia el faro de Corrubedo en lo que iba a ser una tranquila jornada de playa. Lo que pasó después está por escribir.

08 ago 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

NACHO MIRÁS SANTIAGO La familia de María José Arcos Caamaño lanzará la próxima semana una campaña para pedir de nuevo la colaboración ciudadana. Se editará un nuevo póster con la foto de la desaparecida y se habilitará un número de teléfono en el que, de modo confidencial, cualquier persona que lo desee podrá aportar la información que pudiese conocer sobre el caso. Ahora mismo se está actualizando la información contenida en la página web www.mariajosearcos.com, de forma que Internet pueda ser una herramienta más en una búsqueda que parece no tener fin. Cuando se cumplen cinco años de una desaparición misteriosa, las cosas están, prácticamente, como el primer día. El juzgado de Ribeira, que instruye el caso, poco más ha podido hacer que archivar el asunto, aunque el juez está dispuesto a abrirlo si aparecen nuevas pistas o nuevos datos que puedan arrojar alguna luz. Corrubedo María José Arcos salió de su casa sobre las doce horas del 15 de agosto de 1996. Se disponía a pasar un día en la playa y, antes de partir, le comunicó a su madre que estaría de regreso por la noche. Pasaron tres jornadas sin noticias hasta que, el 18 de agosto, la Guardia Civil se puso en contacto con la familia de la desaparecida para comunicar que su coche llevaba varios días estacionado delante del faro de Corrubedo, según habían advertido los encargados de la instalación. El vehículo tenía en su interior todos los efectos personales que María José se había llevado para pasar una jornada en la playa y no había sido forzado. Pero las llaves no estaban. Después de intentar localizar telefónicamente a la mujer y no conseguirlo, la familia decidió formalizar una denuncia ante la Policía Nacional de Santiago y la Guardia Civil de Ribeira. Desde entonces, interrogatorios, declaraciones no exentas de contradicciones, sospechas... pero nada parece conducir al único fin, que es saber qué ocurrió con María José Arcos Caamaño.