La ruta del placer

La Voz

SANTIAGO

Una veintena de locales de alterne ejercen su actividad en Compostela y las comarcas limítrofes No están los tiempos, legalmente hablando, como para montar una barra americana. Claro que la Ley no frena a quienes hacen del intercambio de fluidos ajeno un lucrativo negocio, sobre todo ahora que el dinero negro sale de debajo de las piedras. En el área de Compostela son una veintena los clubes de alterne -algunos auténticos clásicos- que ejercen su actividad. Aunque no hay estadística oficial, fuentes cercanas a la Policía y entidades sociales que trabajan con las prostitutas hablan de poco más de doscientas mujeres trabajando en lo que alguien ha llamado, con desacierto, la profesión más antigua del mundo.

17 mar 2001 . Actualizado a las 06:00 h.

N. M. SANTIAGO Quede lo de «desacierto» porque cada vez son más las personas que consideran que nunca se podrá decir que la prostitución es un trabajo; si acaso, una forma de explotación de la mujer. En el interior de las whiskerías se han dado algunos cambios en los últimos años en la zona de Compostela. Las mujeres que allí se ganan los garbanzos ya no llegan desde la República Dominicana, que era hace algún tiempo el país que más prostitutas exportaba. Debido a que los dominicanos que llegan a España necesitan ahora un visado, incluso si vienen como turistas, la cosa se les ha complicado, por lo que el personal femenino se ha suplido con colombianas y mujeres del Este de Europa. Con mucho cuidado tienen que andarse además los hosteleros del farol rojo. La nueva Ley de Extranjería contempla sanciones muy serias, hasta diez millones de pesetas y cierre del local, si un inspector se encuentra con una persona extrajera que esté dedicándose a la faena sin el correspondiente permiso de trabajo. Derechos laborales Fuentes policiales indican que, aunque la aprobación de la polémica Ley no se ha traducido en una campaña de control exhaustivo contra los locales nocturnos, los hosteleros no deben confiarse. La Policía tiene muy claro -o eso aseguran quienes la representan- que no existe ninguna intención de acosar a los extranjeros, en este caso extranjeras, que se ganan la vida como pueden en las barras americanas y en los chiringuitos de alterne que abundan en Galicia. Pero sí que son claros al decir que su deber es el de evitar los delitos contra los derechos de los trabajadores, vigilancia que puede llevar consigo efectos no deseados para las propias mujeres, como la deportación. En toda la comarca compostelana existen una veintena de locales denominados «clubes de alterne», «whiskerías» y similares. Prácticamente todos se encuentran en alguna de las carreteras de acceso a la ciudad -el gráfico adjunto describe dónde- y son pocas las novedades en este plano hostelero. Son muy pocas las incorporaciones nuevas al negocio de la noche, si acaso un club denominado La Casa en San Marcos y otro cuyo nombre ha sido extraído directamente de la película Air Bag: La Cococha, en Cacheiras, pared con pared con otro veterano de la noche como es el Savay. Santa Cruz de Rivadulla, las cercanías de Ordes y la vieja carretera del aeropuerto son desde luego tres vías clásicas para los aficionados a este tipo de ambientes. El precio de los servicios, dicen los entendidos, ha bajado sensiblemente debido a que existe una gran oferta. En cualquier caso, la provincia de A Coruña es una de las que más locales de alterne tiene censados en toda España. Todo bien atado Fuentes policiales señalan también que los hosteleros de la noche suelen atar con nudo todas las puntadas que dan en un terreno tan escabroso en el que se mezclan el alcohol, la noche y la saliva. Y es por eso que se preocupan de que el personal que trabaja bajo su techo tenga los papeles arreglados, bien mediante un contrato de trabajo normal de hostelería, bien a través de matrimonios con ciudadanos españoles, tema éste que es mucho más difícil de atacar por la Policía.