El encuentro

maría josé viz blanco

AL SOL

María José Viz Blanco. 55 años. Bibliotecaria. A Coruña

06 ago 2018 . Actualizado a las 21:57 h.

La encontré llorando, desolada, con su tez tan oscura y, a la vez, tan brillante y hermosa. Agarraba con fuerza su muñeca de trapo, igual de empapada que ella, tras el rápido desembarco. El cayuco solo unos minutos antes estaba repleto de gente. En cuanto pisaron la arena, salieron corriendo en todas direcciones y Yashira se quedó completamente sola, abrazando a su muñeca mutilada.

Yo había salido a dar un paseo por la playa. Me gusta recorrerla cuando no hay bañistas para sentir su grandeza y cobijarme en su inmensidad. Aquella niña negra, tras preguntarle varias veces cómo se llamaba, resultó ser la demostración palpable de esa triste realidad que había visto tantas veces en la televisión y leído en la prensa. No sabía qué hacer. Nunca he entendido a los niños. Pronto dejó de llorar y extendió hacia mí sus pequeños brazos. Tendría unos tres años. Su petición callada de cariño hizo que mi indecisión se disipara por completo.

Yashira Irene ahora es mi familia. Así lo siento yo. Me pregunto muchas veces dónde estarán los padres de mi preciosa niña y no duermo con el temor constante de que la reclamen. Vemos juntas en la televisión imágenes con personas hacinadas en barcos miniatura y a ella la risa, de modo inmediato, se le convierte en tristeza. Yo le doy besos y abrazos y retorna la sonrisa a su carita, ya despreocupada. Mis vecinos me han denunciado. Sé que han sido ellos. Ya no estoy a salvo en mi tierra. He decidido llevarme a Yashira. Cogeré un barco y nos iremos juntas, a un puerto seguro, muy lejos de aquí. Podremos alcanzar la libertad. Todavía hay tiempo.