López Penide
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R. Gorriarán
Después de casi dos años fuera de España, Juan Carlos I volvió ayer a uno de sus lugares preferidos: el Real Club Náutico de Sanxenxo. Rodeado de su círculo de confianza de amigos gallegos y en medio de una enorme expectación, Juan Carlos I entró al Náutico aclamado por cerca de medio millar de vecinos y visitantes. Allí le esperaban también unos doscientos periodistas que se acreditaron para cubrir la visita del exmonarca, una cifra a la que habría que sumar varias decenas que no llegaron a acreditarse, algunos procedentes de diferentes países, caso de Portugal o Francia. Pero todos se quedaron con las ganas de escucharle: el emérito declinó hacer declaraciones tras esta larga estancia en Abu Dabi (Emiratos Árabes), adonde regresa la próxima semana, aunque antes se espera que se vea en Madrid con su hijo Felipe VI. Es una visita que ha provocado, también, un fuerte revuelo en la política nacional, con el Gobierno reclamando que dé explicaciones, y el PP defendiendo el derecho del borbón a regresar.