Las más de mil pares de zapatillas que salieron de Pontevedra por la iniciativa de dos «runners» ya están en Guinea
PONTEVEDRA CIUDAD
Álvaro Rodiño y Alberto Veiga comenzaron la iniciativa para intentar dar una segunda vida a los tenis que acumulaban en sus casas
22 feb 2023 . Actualizado a las 11:54 h.La iniciativa de Álvaro Rodiño y Alberto Veiga, dos runners de Pontevedra que quisieron dar una segunda vida a su zapatillas, llegó a su destino. El millar de zapatillas que reunieron en algo más de un mes ya han llegado a su destino y están en los pies de los chavales con los que trabaja la oenegé Silo Gambasse. A principios de enero, estos dos corredores pontevedreses empezaron a darle vueltas a la idea de poner en marcha una iniciativa solidaria que movilizase a toda la ciudad. Comenzaron con un objetivo pequeño. Querían llegar al millar de zapatillas de correr. Pero pronto se dieron cuenta de que ese número se quedaría corto muy pronto. Fueron subiendo poco a poco y a finales de enero habían logrado reunir cerca de 600 pares en la tienda MIller de Pontevedra. La imagen impactaba. El suelo estaba cubierto de tenis de todas las tallas que buscaban una segunda vida.
Ahí comenzó el otro problema. Necesitaban ayuda para llevarlas hasta Guinea. Cada maleta podía transportar entre 30 y 40 pares y enviarla supondría 180 euros. El número de zapatillas fue subiendo hasta superar el millar. Para unir voluntarios a su causa, sacaron a la plaza de A Peregrina todos los pares el pasado 5 de febrero. Y lo consiguieron. Las nueve maletas que partirían rumbo a Guinea estaban subvencionadas por empresas de Pontevedra, el resto de zapatillas viajarán en un contenedor desde Barcelona con el resto de pares que había recogido en la capital catalana. La oenegé Silo Gambasse ya ha entregado esos primeros pares a los niños de Guinea.
Con esta recogida, Álvaro y Alberto contribuyen a la escolarización infantil. Aunque pueda parecer que no existe relación,estos dos runner, al igual que la oenegé, reconocen que hay una vinculación directa entre el deporte y la escuela en un país donde muchas familias sobreviven con cinco euros al mes. «Creemos que el proyecto sigue muy vivo y no se acabó cuando las zapatillas salieron de Pontevedra. Estamos trabajando ya en la siguiente edición, que seguro que estará cargada de solidaridad», apunta Rodiño, que nunca pensó que la iniciativa que nació para dar una segunda vida a todas la zapatillas de correr que se acumulan en el armario, acabase haciendo feliz a cientos de niños en Guinea. Ellos saben que Pontevedra corre x Guinea es solo el principio de una colaboración que los llevará al país africano en más ocasiones.