El Escola Marítima Combarro de kayak polo, un club que nació en la mesa de un bar por la nostalgia de un grupo de amigos

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Ramón Leiro

Un grupo de amigos fundó el equipo para recuperar en Combarro la pasión por el kayak polo

05 feb 2024 . Actualizado a las 15:13 h.

Para hablar del club Escola Marítima Combarro no basta una persona. Son como esa familia en la que todos tienen alguna anécdota que contar para dar forma a un recuerdo. Aquí pasa lo mismo. La directiva y los jugadores se reparten las funciones para seguir haciendo lo que les gusta. Practican una disciplina más que minoritaria que se ha quedado a la sombra de la popularidad del piragüismo. «Están todos vendo para eles e non se fixan no kayak polo», dice su presidente, Quique Torres. Pero quienes la practica, la defienden con uñas y dientes el club se fundó en el 2011. Hace apenas una semana que la presidencia ha pasado de las manos de José Manuel, Siño, Sartal a Quique Torres, aunque en este club todos tienen faena que hacer. Buscan chavales para la cantera, limpian, hacen de conductores en los desplazamientos, buscan patrocinadores... son el reflejo de un equipo pequeño que sale adelante porque a todos los gusta demasiado el kayak polo.

El primero en hablar es Siño, su anterior presidente y entrenador. Sin él no se entendería el club. Hace unos días que repartió responsabilidades por motivos laborales, pero sigue mentalmente igual de enganchado que el primer día. «El club se fundó en la mesa de un bar en una reunión entre amigos», apunta Siño, sobre ese encuentro en el que un grupo de compañeros de la infancia que habían practicado piragüismo o kayak polo quisieron recuperar este último.

Hace muchos años llegó a haber hasta dos clubes en Poio. Los chavales que se habían formado en ellos o incluso habían dado el salto a uno más grande, como el Umia, querían volver a practicar kayak polo en Combarro. Sin más pretensiones que pasarlo bien. «Era solo para nosotros, en un principio no queríamos nada de competir, pero poco a poco fue creciendo y nos metimos en la liga autonómica», resalta Siño. «Ahora no es que lo diga yo, pero somos un de los mejores equipos del país», apunta su actual presidente, Quique Torres.

Salto a la competición

Ese primer salto a la competición hizo que solo siguiesen una parte de aquellos jóvenes que empezaron a practicarlo para divertirse. Siño era uno de los que apostaban por seguir creciendo. Apenas tenían presupuesto, así que en esos primeros años pidieron prestados los kayak al club Illa de Tambo y recuperaron alguno más de un club ya extinto de Combarro. «Completamos eso con algunas palas privadas que teníamos para a partir de ahí, empezar a mejorar la flota», recuerda Siño.

Poco a poco se fue forjando un club todavía muy joven, pero que llegó a tener hasta 80 chavales. Con esa cantidad de críos tocaron techo y a punto estuvieron de desaparecer. No solo hacían kayak polo, sino que quisieron abarcar más modalidades como piragüismo y dragon boat.

Ahora volvieron solo al kayak e intentan buscar financiación para poder acudir a todas las competiciones. «Isto non é piragüismo, temos que mover a nove persoas a cada competición e as viaxes supoñen un desembolso de 1.500 euros», recalca Quique Torre. Él, que tiene una empresa de limpieza, y uno de los directivos, que está en Mariscos Campelo, pueden echar una mano con los patrocinios, pero haría falta más. «Tenemos una pista para jugar en la que también se podría practicar fútbol», dice con humor Siño Sartal. Entrenan al lado de la plaza de A Chousa, en Combarro, pero cuando baja la marea ya no pueden hacer nada. Intentan llegar a un acuerdo con el Concello para poder tener una zona en A Seca. «En el primer campo que teníamos estirábamos las cuerdas en el mar para poder jugar, pero cuando no nos dejaron, tuvimos que irnos a Verducido», recuerda el fundador, que hasta hicieron ellos mismos las porterías. «Si hacía viento, se giraban», recuerda sin poder reprimir la risa.

Cambio en la dirección

Cuando Siño anunció que dejaba la presidencia, Quique Torres dio un paso al frente, pero no lo hizo solo. Pidió el compromiso de los chavales para sacar adelante el club Escola Marítima Combarro. «Ao marchar, xuntamos aos deportistas porque estaban algo desanimados e os animamos. Ao final se comprometeron a seguir porque teñen vontade e iso vale máis que calquera cousa», explica Torres. Él no tenían ninguna relación con el kayak polo. Fue su hijo el que le metió ese gusanillo por una disciplina de la que ya no se puede separar. «O rapaz enganchou aquí e disfruta. Ve os resultados e se motivan máis», señala el presidente. Su misión ahora, junto a la de Siño, es ahora que cada vez haya más críos enganchados al «irmán pobre» do piragüismo. «Cando xogabamos en Verducido estamos ao lado deles e non nos fan ni caso», explica, al mismo tiempo que advierte de que «sempre gañamos».

La Escola Marítima Combarro tiene ahora una docena de competidores, que como recalca su presidente «son os mellores, están todos metidos na selección galega de kayak polo». Dos veces al año recorren los colegios y animan a los más pequeños a que conozcan una disciplina que practican en el puerto de Combarro, aunque luego tengan que competir en agua dulce. Ni siquiera ese hándicap les juega en contra a la hora de ser competitivos.