Una huelga que nos pone patas arriba

PONTEVEDRA

Piquetes de la huelga del transporte, esta semana, en una de sus acciones en Pontevedra
Piquetes de la huelga del transporte, esta semana, en una de sus acciones en Pontevedra Ramón Leiro

Pese a los efectos de la invasión rusa de Ucrania, el paro de un sector de transportistas ha dislocado aún más nuestra economía

20 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Veinticinco días que se cumplen hoy domingo, desde que Vladimir Putin ordenó la invasión de tropas rusas a Ucrania, han trastocado el orden mundial y galvanizado la economía de cientos de miles de personas y empresas en la provincia de Pontevedra, como en el resto del país y de la Unión Europea. Sin embargo y en contraste, apenas una semana transcurrida de la huelga de transportistas, convocada por la denominada Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte de Mercancías, integrada sobre todo por autónomos que suponen un segmento crucial dentro del sector, ha logrado dislocar la distribución.

Esa huelga de camioneros ha puesto patas arriba a ganaderos, industrias lácteas, a la principal cervecera de Galicia, a las embotelladoras de agua mineral, y a todas las grandes firmas del sector de distribución alimentaria, tanto gallegas como las foráneas que están instaladas entre nosotros. Tanto Froiz, Gadis o Vegalsa han sido tan perjudicadas como Mercadona, Carrefour o Lidl, que mostraban estanterías y lineales vacíos, como cuando fue del estado de alarma con la pandemia.

Que tanto la portavoz del Gobierno como la ministra responsable, Raquel Sánchez, titular de Transportes, hayan pretendido minusvalorar a la plataforma convocante, además de tildarlos de violentos y hasta identificarlos con la extrema derecha, viendo la sombra de Vox tras de esos transportistas, resulta hilarante.

Es tanto un solemne error de percepción como un fallo morrocotudo de estrategia política. ¿A quién se le ocurre tipificar de minoritario a quien ha logrado espatarrar en solo seis días a tantos sectores? ¡Y encima regalarle ese «mérito» a Abascal!

Error de percepción

Ni Raquel Sánchez, la ministra del ramo ni el resto del Gobierno de Pedro Sánchez han sabido ponderar el órdago de cientos, de miles de camioneros autónomos que son los que, hartos del disparo del precio del gasoil, han puesto en jaque al país. Esos autónomos suponen el 85 % del sector. Un dato que ni la ministra ni el resto del Gobierno parece que hayan sabido valorar adecuadamente.

Esos transportistas «minoritarios» taponaron el flujo de alimentos a los lineales de los supermercados; estrangularon los suministros a industrias que no disponen de las materias primas necesarias para mantener sus respectivas producciones y, en suma, han ahogado a tantas fábricas que sufren al ver cómo sus elaborados quedaban atrapados a las puertas de los respectivos parques empresariales donde los piquetes se hicieron fuertes. Una estampa que hemos visto a diario en los polígonos de O Campiño-A Reigosa; Barro-Meis o ante la central logística de Froiz en Lourido.

Diversos agentes sociales como la Anged —la patronal de las grandes distribuidoras y supermercados— han admitido sin rubor que el paro de los transportistas autónomos y sus protestas han generado ya 600 millones de euros en posibles pérdidas y el riesgo añadido para… ¡100.000 puestos de trabajo!

Añadamos que las cofradías y lonjas gallegas estiman que el parón de los camioneros ya les ha causado pérdidas de 75 millones de euros en pescado y marisco que no se ha llevado a los grandes mercados centrales del país; o que ganaderos e industrias lácteas se han visto perjudicados en 100 millones de euros en leche no recogida y, por tanto, no manufacturada en los diferentes productos lácteos que corre el riesgo de perderse. ¡Y qué decir del ganado no alimentado por falta de piensos, que tendrá que ser sacrificado!

Mal, muy mal hará la ministra de Transportes o el Gobierno de la Nación no otorgando la condición de interlocutor a la Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte de Mercancías, cuya condición de «minoritaria» ha quedado desmentida por los hechos. El empecinamiento de la ministra en sentarse a hablar «solo» con las organizaciones integradas en el Comité Nacional del Transporte, constituye un ejemplo peligroso de miopía.

Aunque la mayor patronal del sector, la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), aglutina 65.000 empresas y 260.000 vehículos que suponen el 80 % de la flota camionera española, me remito al trombo que la minoritaria Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte de Mercancías ha creado en comunidades autónomas como Galicia, donde ha generado un temible efecto dominó en sucesivos sectores económicos.

Efecto dominó

Las flotas pesqueras del litoral pontevedrés se sumarán al amarre que iniciaron días atrás Celeiro y otros puertos del norte de Galicia. A partir de mañana lunes, y al menos hasta que el miércoles el ministro Luis Planas reciba a la Federación Nacional de Cofradías, los barcos permanecerán en puerto. El motivo es el mismo que ha encabronado a los transportistas autónomos y a otros sectores: el disparo del precio de los combustibles que convierte su actividad profesional en un trabajo a pérdidas.

En las bancadas de las pescaderías de la Plaza de Abastos de Pontevedra como en los expositores de los supermercados más concurridos de la ciudad, aún no se había notado hasta ayer sábado el desabastecimiento de «peixe» y marisco. Aquí tampoco se han cerrado todavía supermercados como ocurrió ayer sábado en Gijón con dos establecimientos de la multinacional Lidl por falta de suministros. Pero solo es cuestión de tiempo.