Virginia Bello, pontevedresa residente en China: «La pandemia aquí es cosa del pasado»

carolina sertal PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Virginia Bello

Relata cómo es vivir en el país asiático actualmente

06 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

A principios de febrero, Virginia Bello Espiñeira se encontraba viajando por Malasia e Indonesia cuando empezó a recibir mensajes de familiares y amigos que alertaban de un virus que se estaba propagando muy rápido y cuyo origen estaba en China, país en el que reside desde el 2018.

Esta joven pontevedresa reconoce que al principio no le dio la menor importancia, pero a medida que pasaban los días los mensajes denotaban una mayor preocupación y decidió regresar a Zhengzhou, la ciudad en la trabaja como profesora de inglés.

«En cuanto me subí al avión mi opinión al respecto empezó a cambiar. Iba casi vacío, había muchos controles y estrictas medidas de higiene, pero fue al aterrizar cuando más sorprendida me quedé; aquello parecía una película de ciencia ficción», explica Bello.

En cuanto Virginia llegó a su ciudad, situada en la provincia de Henan y en la frontera con Hubei, cuya capital es Wuhan, se encontró con una estampa que distaba mucho de lo que había dejado semanas atrás: calles vacías, camiones esparciendo desinfectante por todas partes... «Tras una cuarentena de 14 días, me dejaron ir al supermercado antes de entrar en casa y a partir de ahí me confinaron en mi apartamento, desde donde tenía que reportar dos veces al día mi temperatura corporal», indica Bello.

A finales del mes de marzo, China se blindó y cerró las fronteras prohibiendo la entrada a cualquier extranjero, «pero a partir de abril los colegios, los restaurantes, las salas de fiesta y de cine, entre otros, fueron abriendo al público», cuenta esta pontevedresa, afirmando que, «antes de que llegara el verano estábamos haciendo vida normal».

Cosa del pasado

Para la población china, el confinamiento pasó relativamente rápido y aunque al poco tiempo dieron permiso para salir, «todo estaba cerrado y los pocos sitios que estaban abiertos no dejaban entrar al local», comenta Bello. La alternativa era realizar los pedidos a través del teléfono móvil.

Dado el gran avance de la tecnología en el país, también era a través de los dispositivos móviles cómo se controlaba que la población «estaba sana». En este sentido, esta joven pontevedresa relata que «escaneando unos códigos QR cada vez que entrabas o salías de casa, en el metro, el autobús, los centros comerciales, etcétera, era cómo controlaban que no eras positivo y que no te saltabas la cuarentena».

Cuando se le pregunta a Bello por cómo es la vida en China en la actualidad, es contundente en su respuesta: «La pandemia es cosa del pasado. Es increíble porque es como si esto nunca hubiera pasado», indica.

De todos aquellos controles y medidas preventivas, esta maestra pontevedresa señala que apenas queda nada y apunta que, a día de hoy, «la mascarilla solo es obligatoria en el metro, no existe la distancia social ni ninguna medida de seguridad más allá de las que podría haber en 2019».

A esta joven esta situación le resulta «muy sorprendente», sobre todo teniendo en cuenta la evolución de la pandemia en el resto del mundo. Bello comenta que «todo empezó a escasos kilómetros de donde vivo y en la actualidad llevamos una vida normal, con la única diferencia de que no podemos viajar porque las fronteras siguen cerradas. Podríamos salir, pero no nos permitirían volver a entrar».

Diferencias considerables

Virginia Bello destaca que los recursos de los que dispone China no son comparables con el resto de países del mundo. Así, pone de ejemplo lo acontecido el pasado mes de octubre en la ciudad de Qingdao, cuando se detectaron 12 contagios y «en cuestión de 24 horas se hizo el test a un total de nueve millones de personas», así como la construcción de dos hospitales en Wuhan en solo diez días.

De todas formas, esta maestra pontevedresa se muestra escéptica con la situación actual en el resto de países y le cuesta entender cómo en zonas empobrecidas como Camboya, Vietnam o Kazajistán apenas se han registrado casos o muertes, o que en China habiendo sido el epicentro de la pandemia, en cuatro meses estén haciendo vida normal, mientras que en Europa, casi un año después, la incidencia del covid sigue in crescendo.