Cuando las PCR se las hacen a cerdos y jabalíes

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

PACO RODRÍGUEZ

30 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El término PCR -siglas que hacen referencia a polymerase chain reaction, en inglés, o reacción en cadena de polimerasa, en castellano- se ha introducido en el lenguaje de la calle como consecuencia de la pandemia del coronavirus. Hoy en día, con mayor o menor grado de conocimiento, la mayoría de la gente sabe cuál es el objetivo de estas pruebas, esto es, detectar un fragmento del material genético, en este caso, del covid-19.

Posiblemente, hasta la llegada de la pandemia, la amplia mayoría de la población desconocía que los PCR están ampliamente extendidos a la hora de combatir la expansión de la peste porcina africana hasta el punto de que el pasado año se analizaron «un total de 80.705 muestras, procedentes de 1.731 partidas, que incluían 927.479 cerdos procedentes de comercio con otros Estados Miembros de la Unión Europea», según datos facilitados por el Ministerio de Agricultura.

Estas fuentes, citando los resultados del Programa Nacional de Vigilancia Sanitaria Porcina, confirmaron que en el 2019 se comunicaron medida docena de sospechas de esta enfermedad «en explotaciones de porcino doméstico por detección de lesiones compatibles en mataderos, confirmándose como negativas tras la realización del PCR».

Se obtuvo idéntico registro con otros 42 casos sospechosos localizados en jabalíes silvestres, por lo que tales incertidumbres fueron descartadas «al resultar las muestras procedentes de estos animales negativas por PCR».

Sin vacuna

Desde Agricultura asumen que uno de los principales problemas con los que se encuentran es que, «actualmente, no existe ninguna vacuna oficial disponible en el ámbito internacional para el control de la peste porcina africana», si bien ya anunciaron que, en el momento que se disponga de la misma, «se elaborará un protocolo en el que se especifiquen las condiciones en las cuales se desarrollaría una vacunación de emergencia como estrategia de control de hipotéticos futuros brotes de la enfermedad, de forma análoga a los diseñados para otras enfermedades exóticas para nuestro país».

Eso sí, dejaron meridianamente claro que, «mientras nuestra cabaña porcina se mantenga libre de la enfermedad, la vacunación frente al virus (...) está prohibida».