¿Y tu granja cuánto contamina? Pues depende mucho de cómo se calcule

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

PONTEVEDRA

Un trabajo de fin de grado de la Facultad de Veterinaria deja entrever la ausencia de un criterio claro para medir las emisiones que generan las explotaciones de vacuno

23 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Eva Rodríguez es una estudiante de Veterinaria que decidió dedicar su trabajo de fin de grado a saber cómo se realizan los cálculos para saber lo que contaminan las granjas de vacuno. «Yo trabajo en una de estas explotaciones y es un tema que me interesa mucho», explica. Su sorpresa fue que, actualmente, no existe un único sistema que se aplique por parte de las diferentes administraciones a la hora de realizar estos cálculos, con lo que los resultados que se obtienen son muy variables.

«En los últimos tiempos hay la idea de que el sector ganadero contamina mucho y mi idea era saber de dónde salen esos datos», explica. Quería saber, entre otras cosas, cómo se realizan los cálculos que se utilizan, por ejemplo, en la Unión Europa para hablar del porcentaje de emisiones que ocasiona el ganado. Pero su principal conclusión es que no existe, actualmente, un método uniformado. «Sí que hay un método que es el mayormente utilizado, pero depende de cómo se combine da un resultado u otro», asegura. De hecho, añade, si en una misma explotación utilizas diferentes sistemas de cálculo, el resultado puede ser totalmente diferente. «Eso puede tener varias consecuencias, como las penalizaciones que se imponen a las subvenciones», argumenta.

Explica que lo que está más cuantificado es la cantidad de metano que generan las vacas, por ejemplo, «pero es que en la producción de un kilo de leche o uno de carne intervienen más factores, como dónde está ubicada la granja, la alimentación que reciben los animales...», asegura. De esta forma, «no es lo mismo una explotación en extensivo que tenga plantaciones de maíz para alimentar a los animales, que otra que tiene que importar cereal», explica. Sin embargo, muchos de estos métodos de medición no tienen en cuenta estos otros factores que también influyen en la producción. Eso provoca que «haya mucho margen de variabilidad».

Absorver carbono

Hay sistemas, por ejemplo, que no cuantifican que el suelo puede absorber o crear carbono. «En el suelo se almacena carbono y, si lo aras, parte se libera en la atmósfera. Sin embargo, con sistemas como el pastoreo ese carbono se retiene y no contamina», añade. Otros métodos de cálculo, en cambio, se fijan en cuestiones como el consumo de agua de la explotación, los efectos que su actividad tiene sobre el suelo por el uso de fertilizantes o su efecto en la prevención de incendios y en evitar el abandono del medio rural. «Cuanto más amplio sea el modelo que se utilice más fácil será identificar donde está el problema y ver cómo se puede corregir», añade Rodríguez.

Esta investigadora reconoce que, actualmente, las emisiones de metano son una de las cuestiones que más preocupan. Y asegura que se está trabajando para reducirlas. «Hay muchos estudios que hablan de introducir aditivos en las raciones para reducir esas emisiones. Sí que hay margen para reducir», sostiene. Pero, en su opinión, «esto no debería ser lo único que preocupe», afirma. Por ejemplo, está demostrado que las vacas en extensivo emiten más metano que las que están en intensivo, por el tipo de alimentación que reciben. «Pero las vacas encerradas tienen otros costes, como que hay que producir comida para alimentarlas y eso tiene un coste en transporte, en fertilizantes...», argumenta.

Otra de sus conclusiones es que quizás «estamos emitiendo juicios de valor un poco pronto. Estamos diciendo que la ganadería contamina pero ¿cúanto? Igual no es tanto como pensamos. Hay que medir bien las cosas y luego tomar decisiones», añade. Por eso considera que «cuando nos dan unos resultados debemos tener en cuenta qué se ha medido porque solo así tendremos una imagen más completa», asegura. De hecho, la ausencia de un criterio de medición claro provoca que los resultados de diferentes estudios no sean comparables, «porque igual no midieron lo mismo y lo que funciona en un sitio, no lo hace en otro». También apunta a que el sector del vacuno tiene pendiente una campaña de información al consumidor para explicarle que, a lo mejor, la contaminación que genera no contribuye tanto a dañar el medio ambiente como se piensa. «¿Cuánto es mucho? Pues depende de como lo midas», concluye.