«Nosotras ya estábamos aisladas de antes», dicen dos vecinas de Caldas

Cristina Barral Diéguez
c. barral CALDAS / LA VOZ

PONTEVEDRA

Ramón Leiro

Segade de Abaixo lleva sin acceso rodado desde el 23 de diciembre cuando cayó el muro que aguantaba la carretera

23 jul 2020 . Actualizado a las 19:49 h.

Cecilia y Josefa son dos vecinas de una aldea de Caldas Reis, Segade de Abaixo. Estas mujeres, de 71 y 85 años, respectivamente, viven solas, cada una en su casa, y llevan aisladas junto a otros residentes desde el pasado 23 de diciembre, cuando la caída del muro de un vial dejó sin acceso rodado a sus viviendas. Ellas saben mucho de paciencia y de resignación y, en su caso, la crisis sanitaria del coronavirus solo ha servido para echar más leña al fuego.

Cecilia Búa lo dice claramente, tirando de retranca y sin hacer más sangre. «Nosotras ya estábamos aisladas de antes. Lo complicado aquí ya lo teníamos», cuenta por teléfono. La obra de reparación del muro todavía no comenzó y tienen asumido que la situación de emergencia sanitaria es la excusa perfecta para seguir esperando unos meses más. «La obra no empezó, por aquí no vino nadie, yo volví a ir al Concello y con todo esto de ahora...». ¿Cómo está pasando el aislamiento?, se le pregunta. «Es que yo ya estaba aislada en mi casa, no me queda otra». La situación que se prolonga desde finales de diciembre hace que algunos repartidores estén empezando a poner pegas por tener que andar un tramo a pie para entregar la mercancía, ya que los coches no pueden llegar hasta las casas. «El del supermercado ya se está hartando, es normal, y eso que yo solo hago una o dos compras grandes al mes, y el que me trae la comida para los animales, lo mismo. Me dicen que es una vergüenza», cuenta esta mujer. A pesar de los dos panoramas, no se le agria el carácter. Cecilia tiene claro que para pasar el aislamiento por el coronavirus «la aldea es mejor que el pueblo». «Tenemos un buen paisaje, el monte cerca y, aunque no se puede, yo salgo un poquito todos los días y hablamos de lejos», confiesa. «Estamos aburridos, pero no por eso del coronavirus, no podemos estar tan abandonados. Íbamos a llamar a los de la tele española pero con esto ya no pudo ser».