La esposa invisible da la espantada

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Ramón Leiro

La mujer del desaparecido Villaverde Amil, localizada en Bolivia tras años buscándola, no declaró en el juicio; desde allí dijeron que se había marchado por una emergencia

04 oct 2019 . Actualizado a las 16:28 h.

Cuatro personas se sentaron ayer en el banquillo de la Audiencia de Pontevedra como acusados por la desaparición de José Bernardo Villaverde Amil, el supuesto socio del narcotraficante Pelopincho. Villaverde Amil lleva desaparecido desde el 2010. El juicio por este caso se fijó en varias ocasiones pero acabó suspendiéndose porque su mujer, testigo de los hechos, se encontraba también en paradero desconocido. Tantos fueron los esfuerzos en vano por encontrarla que daba la sensación de que era una testigo invisible.

Ahora está por fin localizada. Apareció en Bolivia. Le fue enviada la notificación para que declarase y se programó una videoconferencia con ella para ayer a las 17.00 horas. La gran incógnita es si accedería a declarar o no. Y no. No lo hizo. Desde allí comunicaron que se tuvo que marchar «de emergencia». La jueza le comunicó a la Justicia del país que se emplaza a esta mujer, por enésima vez, para el día 17 de octubre.

Horas antes de que se supiese que la testigo no declararía, lo que ocurrió en la Audiencia de Pontevedra fue que se dio la oportunidad de declarar a los cuatro acusados. Tres de ellos, Fernando Suárez Suárez, El Pirata, Juan Manuel Fabeiro Torres y Juan José Chaves González se negaron a declarar. Pero sí lo hizo Manuel Sineiro, conocido como Machucho, habitual de los juzgados por casos de narcotráfico.

Machucho negó los hechos que se le imputan. Cabe recordar que el fiscal pide diez años de cárcel para él y para cada uno de los otros tres acusados por la desaparición de Villaverde Amil. Machucho reconoció que conocía a Villaverde Amil, dijo que a veces frecuentaba su casa y que le había vendido unas tierras. Pero negó estar detrás de su desaparición. Es más, indicó que le habían dicho que estaba por Estados Unidos, y clamó: «¡Qué me pasen un detector de mentiras!», para darle enjundia a su versión.

Tras su declaración, le tocó el turno a los testigos. Prestó declaración tanto el Policía Nacional que escuchó en su día a la mujer de Villaverde Amil (que primero denunció su desaparición y luego se fue del país) como el jefe del Greco en Galicia, que insistió en que se estaba siguiendo a varios de los acusados por casos relacionados con el narcotráfico y que se sabe que estuvieron juntos en un hotel en Santiago. Sus teléfonos estaban pinchados y, según explicó, hay una conversación en la que uno de ellos alude que van a ir a visitar a alguien a casa (a Villaverde Amil, según el testimonio de su mujer le abordaron llegando a casa) y «apretarle las costillas».

Ahora habrá que ver si se produce el milagro y el día 17 declara al fin la mujer de Villaverde.