«La Ley de Costas puede provocar una deslocalización forzosa hacia Portugal»

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

PONTEVEDRA

MARTINA MISER

Las dudas sobre las concesiones siembran inquietud en el sector que da salida al mercado al producto gallego

26 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Tito Fariña es el presidente de la asociación que aglutina a buena parte de las empresas gallegas de depuración de marisco. Un colectivo discreto que, sin embargo, hace un trabajo clave para la comercialización de los productos de nuestras rías. «El 66 % del mejillón gallego y prácticamente el cien por cien del marisqueo pasan por nosotros», dice Fariña. Pero ni siquiera esa importancia estratégica para la economía gallega ha bastado, dice, para que su opinión fuese tenida en cuenta en el cambio del reglamento de la Ley de Costas, que salió a la luz pública cuando el Estado se allanó en el contencioso contra Ence en la Audiencia Nacional.

-Yo no quiero nombrar a ninguna empresa, pero esto no tiene ningún sentido. ¿A qué viene este cambio tan radical? Yo creo que se han querido cargar un mosquito con una bomba... Y se cargarán al mosquito, sí. Pero con él se cargarán a nuestro sector.

-¿Qué es lo que más inquietud les genera de todo esto?

-Este reglamento, que apareció de repente en una esquina de una página web y al que conseguimos alegar malamente, habla de las concesiones. El período de las concesiones es fundamental, porque hay ya muchas empresas que están al límite y no saben si podrán continuar con su actividad. Necesitamos seguridad jurídica, garantías de que las inversiones no estarán a expensas de una decisión que se toma desde Madrid y sin tener en cuenta la realidad de aquí. Nosotros nos reunimos con gente del ministerio que nos dijo que podemos seguir trabajando, pero no donde estamos. Técnicamente sí se puede hacer nuestra labor en A Gudiña, o en A Estrada. Otra cosa muy diferente es que sea rentable. También nos dijeron que un turista tiene el mismo derecho a extender su toalla en la playa que nosotros a poner tuberías para captar agua... Que la costa sea para el disfrute de todos, lo entiendo. Otra cosa es que no se tenga en cuenta que más del 60 % de la economía de Galicia está relacionada con el mar.

-Desde el Gobierno se ha pedido calma a los sectores del mar.

-A nosotros, los mensajes por la radio o por los periódicos no nos sirven. Sobre todo, porque teníamos una entrevista en la Delegación del Gobierno y nos la anularon. Y hemos solicitado otra con el Secretario de Estado de Medio Ambiente, y estamos convencidos de que no nos la van a dar, porque hace meses la pedimos a Costas en Pontevedra y aún estamos esperando. Nosotros no somos un gigante económico, facturamos cuatrocientos millones al año, pero socialmente tenemos muchísima importancia, depende de nosotros mucha gente, y no digamos nuestro papel al garantizar la salud pública. Deberían escucharnos. Porque hay un malestar muy grande en el sector. Tenemos el apoyo de muchas agrupaciones de mejilloneros y de la Federación de Cofradías, porque esto los arrastra a ellos, y no descartamos realizar un paro.

-¿Hay riesgo de deslocalización?

-De deslocalización forzosa. Hoy en día ya hay una empresa del sector viendo terrenos en Matosinhos (Portugal) con un proyecto más o menos serio. Y cada vez hay más gente que se interesa, que pregunta por cómo están allí las cosas. A fin de cuentas, tiene más sentido irse a Portugal que montar un circuito cerrado en A Gudiña, aunque duele pensar que el producto gallego tenga que ser embolsado fuera por una decisión irresponsable. O que la mayor parte de la producción tenga que ir a procesado, porque eso sí se puede hacer en el interior.

-Quedémonos ya por Portugal. De ahí vienen muchos problemas para ustedes.

-Portugal es un problema de imagen más que un problema real. Hay que ir asumiendo que Portugal vino para quedarse, que en este momento es el gran proveedor de almeja para toda Europa, y a día de hoy hay camiones cargando a diario para Holanda, Francia o Italia... ¿Qué pasa? De Portugal sale mucho para esos países, y ese producto acaba volviendo al mercado español. Así que si ese trabajo no lo hacemos nosotros, lo van a seguir haciendo los demás, ya lo están haciendo porque los controles y las exigencias por ahí fuera no son las que tenemos aquí. A lo mejor lo que hay que hacer es una interpelación en Bruselas para unificar los controles. ¡Ojalá tuviésemos el sistema gallego en toda Europa!.

-Obviamente, si la almeja viene de Portugal cumpliendo todos los requisitos no hay problema, pero a veces no es así. Hace un año, policía portuguesa inspeccionó varias empresas gallegas buscando los documentos de registro...

-El año pasado fueron ellos los que vinieron a ver las copias de los documentos de registro porque no tenían ni idea de lo que salía de Portugal. Tenían un problema fiscal enorme, porque la gente no declaraba sus facturas. Pero no hay ni una causa abierta y nosotros nos quedamos con el sambenito. Otra cosa es que en este sector, donde una amplia mayoría son empresas serias, que llevan muchos años en el mercado y con grandes inversiones realizadas, vayamos a conseguir que aparezca almeja indocumentada con destino a dos o tres empresas que ponen en jaque a todo el sector. Hay mucha gente, y yo entre ellos, que creemos que esto hay que frenarlo desde dentro, y a lo mejor habrá que personarse como acusación contra aquellos que nos perjudiquen a todos.

-¿Saben quiénes son?

-Lo que esperamos es que se tomen medidas contra ellos cuanto antes. Y con el tema del furtivismo igual. Aunque el furtivismo es más complejo. No estamos hablando de grandes cantidades, pero ¿cómo entra en el mercado ese producto? Dudo que sea a través de nuestras empresas. ¿Entra con documentos de registro? Eso es algo que hay que solucionar también.