Compagina la presidencia del Noalla con ser capellán del Provincial, cura de cuatro parroquias y consiliario en Cáritas y aún se viste de corto para golear
15 ago 2015 . Actualizado a las 10:17 h.En el campo no hay misericordia. Cuando salta al terreno de juego lo hace para ganar. Ya sea vestido de corto o desde la grada del campo del Noalla. Su presidente, José López Moldes, Josecho, no busca amparo en Dios para ayudar al equipo. Y eso que tiene mano. Dirige los designios deportivos del Interrías S. D. Noalla y al mismo tiempo es párroco de las parroquias de Ponte Sampaio, Bértola, Canicouva y Figueirido, además de ser el capellán del Hospital Provincial y el consiliario de Cáritas en Pontevedra. Tiempo libre. Ninguno. Pero vocación por ambas. Josecho se reparte como puede cada día para intentar atender a su profesión y a su pasión. No sabe qué vocación le da más quebraderos de cabeza, a veces reconoce que «mis amigos me dicen que con todo lo que hago, si aún tengo tiempo para romperme la cabeza por el fútbol».
Preside el Noalla y atiende a los fieles a diario. Y siempre que puede se da un vicio deportivo, ir a ver al Real Madrid al Bernabéu en algún partido de Champions. «Son do Madrid a morte», bromea. El fin de semana es para el culto y el equipo de su corazón, el Noalla. «Xa levo cinco anos no equipo de veteranos, pero só podo ir algún sábado a xogar, intento escaparme sempre que podo», resume Josecho, mientras apura sus últimas horas en los despachos de Cáritas. Antes ya pasó por el hospital para ofrecer misa y acompañar a los enfermos que así lo pidan. Su día no tiene un minuto libre. Por la mañana está en Cáritas y el Provincial, por las tardes acude a las parroquias y antes de retirarse a descansar, hace un alto en el camino para ir a los entrenamientos. Este año las chicas le han dado la mayor alegría al ascender a Primera Autonómica. Ahora toca lo difícil, formar equipo en un club humilde. Bromea al reconocer que no hubo mediación divina para ayudar e cambiar de categoría. «Deus está para cousas maiores», bromea, no sin reflexionar sobre la importancia del deporte para «axudar aos xovenes a sair da rúa».
Doce años de presidente
Josecho llegó a presidir el equipo de mano de algunos de sus compañeros después de años jugando en el Noalla. Recuerda que desde que era pequeño siempre tuvo un balón en los pies, incluso cuando a los 11 años ingresó en el seminario de Belvís, en Santiago. Siendo todavía un niño, su familia vio con buenos ojos su vocación. Nunca se había planteado ser otra cosa, ni siquiera futbolista. Tras su paso por el seminario mayor de San Martín Pinario acabó en O Grove como primer destino. Y vio el cielo abierto. Otra vez podían compaginar fútbol y oración. Tiene 39 años y ya lleva 12 al frente del club. «Os veciños apoianme moito, somos todos coñecidos», asegura. Durante unos años eran muchos los que le aplaudían en el partido benéfico que organizaban en Arcade para recaudar fondos para Cáritas. Ahora esa tradición se ha terminado, pero este cura atípico no deja de pensar en nuevos proyectos. Cree que cada vez hay más vocación. «Houbo unha época de crise vocacional, pero eu creo que agora está volvendo a remontar».
Adaptado a los tiempos
Josecho lo tiene claro, hay que adaptarse a los tiempos. Mientras hablamos está conectado a su Facebook para ofrecerme una de las fotos de su última visita a Roma en la que sale con la camiseta del Noalla. Lo hace desde su Iphone. Su imagen se aleja del estereotipo que ofrecen los curas, atiende a sus fieles sin reloj, está las 24 horas disponible y al mismo tiempo busca como sacar adelante el club, además de ser activo en las redes sociales.
«Este ano estamos traballando moito porque hai moita competencia na zona e temos problemas coa canteira», reconoce. Muchos niños de la zona optan por el Portonovo, lo que les ha llevado a firmar un acuerdo que los convierte en filiales. «Se necesitan tirar da canteira poden contar con nós», explica Josecho. Los jugdaores podrán jugar en el Noalla, pero si el Portonovo necesita a alguno podrá jugar con la misma ficha.
A pesar de ser del Madrid a muerte, como él mismo dice, su corazón también guarda un hueco para el Pontevedra. «Cando don Luis non pode, fago eu a misa dos veteranos», reconoce. Tiene tiempo para todo. Josecho parece más partidario del mens sano in corpore sano, que del ora et labora de otros tiempos.