Pontevedra vive el día en que los sueños se hacen realidad

carmen garcía de burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Miles de regalos hicieron felices ayer a los niños de toda la comarca

07 ene 2015 . Actualizado a las 12:47 h.

Pablo apenas puede esperar a salir del coche para ir a ver los regalos que los Reyes Magos le han dejado en casa de la abuela Tere. Dentro le esperan ya sus primas Iria, Lucía y Violeta. Entre los cuatro van desde los 11 hasta los 4 añitos de la pequeña Violeta. Llegan con la aceleración propia de quien acaba de venir de la primera parada que hicieron los Magos de Oriente, en casa de sus padres y de sus otros abuelos. Es ya la tercera huella que les dejan. Pero para saber qué les espera primero tienen que comer y portarse bien.

Lo intentan, y apenas una hora después, sin haberse comido todavía el postre, se dirigen a la habitación que han estado rondando toda la mañana. Pablo abre mucho los ojos cuando ve el avión que le han dejado, cuyas piezas son casi más grandes que él. Tan pronto se abre la verja que separa la casa de la abuela Tere de una de las soleadas playas buenenses la atraviesa corriendo y empieza a volar su nueva aeronave. «¡Vuela veinte metros seguidos! ¡Vuela veinte metros seguidos!», advierte, ilusionado.

Iria y Lucía ya casi son mayores, así que los Reyes les trajeron una cámara de fotos para sustituir la que tenían, que se cayó en un viaje y se les estropeó. Es una para cada una. Violeta se ilusiona con el gran coche rosa de la Barbie Fiat, pero enseguida se da cuenta de que se le acabaron los paquetes, y pide más regalos. «¿Sabes qué es eso?», le pregunta su tío Miguel. Los dos retrovisores vienen aparte, pegados en la caja con un celo para evitar que se rompan. «Son los zapatitos», responde Violeta, e intenta sentar la muñeca en su asiento mientras le coloca el cinturón de seguridad. s.

Una consulta médida

También la cara de Alba era capaz de conmover al rey mago más acostumbrado a alegrar las Navidades de los pequeños. Con apenas 10 añitos, la rubia madrileña acaba de descubrir el secreto de decenas de enfermedades: todas las que le enseña la consulta médica de Nenuco que le acaban de dejar en casa de sus tíos pontevedreses: un estrabismo que se cura con unas gafas especiales, los granitos que le salen a un muñequito... Todo tendrá solución a partir de ahora si pasa por sus manitas sanitarias. Eso, en el tiempo que le quede libre después de resolver misterios que le plantea el propio juego de detectives que también le llegaron a Pontevedra.

Música, coche y carbón

Igual que a Lúa le dejaron en casa unos zuecos rosas, a Martina un par de discos de Sweet California y Taylor Swift; y a Quique y Pablo un coche teledirigido que no se cansaban ayer de poner a prueba con la ayuda de su padre, que corría detrás de ellos en el patinete que acababa de recibir en casa. Son solo algunos de los millones de niños que hoy recibieron millones de regalos en todo el mundo. Los que fueron buenos, más; los que no se portaron tan bien, menos; y unos poquitos, seguro que amanecieron con un obsequio de carbón. Y es que resulta muy difícil ser siempre bueno.