El ángel de la guarda de Pontevedra

carmen garcía de burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

Con motivo del 150 aniversario de Cruz Roja Española, la sede pontevedresa abre sus puertas y destapa tesoros que se remontan a la guerra de Cuba

03 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La historia de Cruz Roja de Pontevedra empieza con la nueva vida de los últimos cubanos españoles. Desembarcaban en el puerto de Vigo centenares de supervivientes de la guerra en la que España perdió las colonias que le quedaban: Cuba, Filipinas y Puerto Rico. Los primeros documentos que prueban la existencia de la organización humanitaria internacional en Pontevedra reflejan que a los pies de las naves se encontraba personal de Cruz Roja para acoger a los supervivientes. Son algunas de las historias que el 150 aniversario de Cruz Roja Española descubrió ayer, a través de una jornada de puertas abiertas, sobre su delegación de Pontevedra.

Casi una década después, el 7 de noviembre de 1909, se firmaba el acta constituyente de la delegación pontevedresa de la institución. Al frente estaba el marqués de Riestra. Son apenas 4 folios que encierran miles de historias y vidas. Como la de uno de sus primeros socios en la ciudad, que se afilió exactamente un mes después de la creación de la sede provincial, y cuya familia quiso mantener su cuota hereditaria hasta el día de hoy. Él tendría 105 años de seguir vivo y, aunque ya no lo está, el carné sigue a su nombre.

Sus formas arquitectónicas

Fue uno de los que habría visto todas las formas arquitectónicas que tuvo Cruz Roja en Pontevedra, desde la inicial, situada en la calle Riestra -en honor al marqués y primer responsable de la delegación-, hasta la actual, construida en 1981 en Cruz Vermella expresamente para albergar las dependencias benéficas. Entre una y otra, un edificio ubicado en la calle Charino, donde se encuentra la entrada al Teatro Principal.

Pero las historias realmente importantes son las de las 35.000 personas que pasaron por alguna de sus diferentes sedes en busca de ayuda. Algunas de las más numerosas e impactantes fueron las primeras víctimas de la Guerra Civil, que fueron «recogidas» el 12 de octubre de 1936. Como entonces no existían todavía hospitales de guerra como tales, los heridos fueron atendidos en el centro médico de A Caeira y los colegios de Placeres o San Narciso de Marín, entre otros.

La labor médica fue, indudablemente, la más importante de las que se llevaban a cabo en la Cruz Roja de Pontevedra. Pero, al tiempo que se debatían entre la vida y la muerte, las víctimas de la guerra y sus familias agonizaban ante la incertidumbre de dónde y cómo estarían ambos. Las tareas de recogidas de datos y mensajería personal que llevó a cabo la institución fue fundamental para unir miles de familias y mantenerlas comunicadas.

Conflictos bélicos

Ese proyecto de búsqueda sigue siendo uno de los diferenciadores de la organización. Entre las más recientes figura la historia de un matrimonio sirio que, junto a su hija, vinieron a reunirse con su primogénito al sur de la provincia. Ellos aterrizaron con la fortuna de hacerlo como refugiados provisionales, lo que les confiere ventajas importantes, pero otros muchos no lo consiguen. El padre de familia era médico en Siria, donde gozaban de una posición acomodada, pero el conflicto bélico los hizo huir de su casa siguiendo los pasos de su hijo. Aquí podrán aprender el idioma y empezar de cero una nueva historia que, por lo menos, les garantiza la vida.

Todas estas historias son posibles gracias a los 7.153 socios y, sobre todo, a los 2.744 voluntarios que cada día acuden a las dependencias de Cruz Vermella para hacer mucho mejor la vida de los demás. Y la propia.