Los comuneros de Vilaboa reclaman el suelo donde están los manantiales
29 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Apenas acaba de encajar el Estado la sentencia que priva al acuartelamiento militar de Figueirido de la propiedad de las 180 hectáreas sobre las que se asienta la base, otra pequeña parcela de las instalaciones podría correr la misma suerte. Es mucho menor en dimensión, pero más estratégica.
Un enclave de defensa debe ser, por definición, autónomo. Y sin la nueva parcela en litigio, la Brilat no lo sería. Lo que está en discusión en otro caso ante los tribunales, igualmente impulsada por una comunidad de montes, son las reservas de agua del acuartelamiento.
En la comunidad de montes de Vilaboa cunde la euforia desde que se conoció la noticia sobre los derechos de la parroquia de Salcedo sobre los terrenos. Sus miembros plantearon en el juzgado un pleito muy similar al que todavía aguarda sentencia en Vilaboa. Reclaman como propias solo quince hectáreas, menos del diez por ciento de la base. Pero bajo ellas hay cuatro manantiales que garantizan el abastecimiento de agua para los más de dos mil soldados del acuartelamiento, y las necesidades de toda la maquinaria de guerra instalada en Figueirido.
Xabier Míguez, el presidente de la mancomunidad de Vilaboa defiende que el uso militar de la zona no debe suponer una diferencia con respecto a otras instalaciones sobre las que la justicia ha reconocido los derechos de comunidades de montes. «Como calquera outra instalación, a presenza dunha base supón uhna carga que debe ser compensada», justifica Míguez, en referencia a los casos del aeropuerto de Peinador y el zoo de A Madroa, en Vigo. Por el primero, los comuneros recibirán una indemnización de unos ocho millones de euros. Ahora, los de Vilaboa ven el cielo abierto tras la sentencia que viene a dar la razón a los vecinos de Salcedo. «Esperemos que nun prazo breve se vexan cumpridas as nosas espectativas», concede Miguez.
Como en Pontevedra
El caso es muy similar al que afecta a Salcedo. El Ayuntamiento de Vilaboa, como el de Pontevedra, cedió unos terrenos sin disponer de la titularidad de los mismos.
De hecho, en el caso de Vilaboa, el Estado no lo niega. Durante el juicio defendió que el Ayuntamiento era el dueño legítimo del monte en 1968, cuando este cedió los terrenos a Defensa, aunque admitió igualmente que el Concello los inscribió a su favor, casi un siglo antes, en 1867, sin que se pueda acreditar previamente si la titularidad le correspondía.
Y aún hay un tercer litigio sobre otra parcela. El presidente de la comunidad de montes de Figueirido, Carlos Alberto Boullosa, también dentro del término municipal de Vilaboa, tiene pendiente otro juicio. Los comuneros reclaman en esta ocasión dos parcelas, una de 1,8 hectáreas y otra de 17. Se trata de las zona que ocupan actualmente los aparcamientos de la base. Las pretensiones vecinales van en la misma dirección que las de Salcedo y Vilaboa: lograr una indemnización para reinvertir los fondos en la parroquia.