«Con el marisco de Pontevedra no hay quien se resista»

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA/LA VOZ.

PONTEVEDRA

El espada de Chiva abrirá hoy la feria de A Peregrina con ?la ilusión y el objetivo de poder «dar una tarde inolvidable»

31 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Desde su alternativa en 1990, Enrique Ponce (Chiva, Valencia. 1971) solo se ha perdido dos citas con la arena pontevedresa y, además, «por percances». El matador lo tiene claro: «La verdad es que tengo unos recuerdos muy bonitos de la afición y de su plaza. Vengo siempre con una motivación y un cariño especial».

-¿Qué se siente al pisar el coso pontevedrés vestido de luces?

-Siempre que he toreado en Pontevedra he sentido como una especie de vibración positiva importante. He visto que el público es cariñoso y tiene ganas de que las cosas salgan bien. Vienen a la plaza con ganas de disfrutar y eso se contagia a los toreros. Lo más bonito que ocurre en Pontevedra es que vibra esa positividad en el tendido y contagia a los toreros, y nos hace tener ilusión y ganas de darlo todo.

-Además, es usted quien va a abrir la feria, ¿qué sensaciones tiene?

-Muy buenas porque el último recuerdo es muy bonito -cortó tres orejas en la feria del año pasado-. Llevo muchos años viniendo y espero encontrarme con el cariño de la gente que me ha ido tributando desde hace tanto tiempo. Tengo ya muchas ganas de abrir plaza y que la gente pueda disfrutar de mi toreo.

-Y si le pregunto por el recuerdo más especial que tiene de la plaza pontevedresa...

-No sabría decirlo... Ahora mismo el más fresco es el del año pasado, que triunfé. Y el anterior, también. No sabría quedarme con una faena en concreto. Es que tengo muchos buenos recuerdos de mis tardes en Pontevedra, donde he hecho faenas importantes. Espero que podamos hacer una este año y que podamos quedarnos con ella.

-¿Y alguna espinita clavada?

-No, la verdad es que no. Ha habido tardes que se han podido dar mejor, en las que ha habido menos suerte con los toros, pero Pontevedra no es una plaza donde haya sentido desprecio. Incluso, las tardes en las que los toros no me ayudaron a triunfar siempre he sentido el calor y el apoyo de la gente. No tengo ninguna espinita clavada... Bueno, siempre a uno le gustaría cortar un rabo en esta plaza y eso sería para mí muy bonito, sobre todo en este año que se cumplen veinte de mi alternativa.

-Alude a que los toros, en ocasiones, no dan juego. ¿Qué piensa de los Alcurrucén?

-Pues que es una ganadería que en Pontevedra ya ha triunfado. Todos los años tiene algún toro bueno y que ayuda al triunfo del matador, por lo que es una ganadería de garantía. Lo que pasa es que, en esto de los toros, nunca se sabe hasta que saltan al ruedo y posiblemente esta sea una de las grandezas de este mundo. Esta incertidumbre de qué va a pasar. Este año ha sido una de las ganaderías triunfadoras de San Isidro. Hombre, hay motivos más que sobrados para estar ilusionados.

-¿Cómo ve a sus compañeros de terna, a Castella y El Juli?

-No cabe duda de que es un cartel muy rematado. Ahora mismo es uno de los carteles fuertes que se pueden dar en cualquier plaza del mundo. Vernos a los tres juntos... A poco que los toros ayuden, podemos dar una tarde inolvidable.

-Cambiando de tercio, suele ocurrir que los toreros llegan a Pontevedra con el tiempo muy justo. Prácticamente, vienen, saltan al ruedo y se van. Después de tantas visitas al coso de San Roque, ¿conoce la ciudad?

-La verdad es que me gustaría conocerla más ampliamente. Siempre he llegado de torear en algún sitio y me he tenido que marchar corriendo para torear en otro. Me hubiera gustado pasear más por sus calles y conocer más a fondo la ciudad, aunque lo poco que he visto me ha encantado. Pontevedra es una ciudad preciosa, con su ría, con todo... Además, están sus gentes y su gastronomía. Su marisco es buenísimo y es algo que he tenido la suerte de poder degustar en todos estos años. El marisco es cita obligada.

-Entonces, en este aspecto, no cuida la dieta.

-Bueno. Los toreros siempre tenemos que tener mucho cuidado. Yo, por lo menos personalmente, trato de cuidarme mucho por si me puede sentar mal algo, porque si al día siguiente toreo puede ser un fastidio. Pero con el marisco de Pontevedra, no hay quien se resista. Hay que morir en eso.