La documentación que confirma que Factoría Naval está en situación de desistir del concurso de acreedores todavía no ha entrado en el juzgado de lo Mercantil. Sin embargo, esto parece ser un mal menor para todos los agentes implicados en la negociación: trabajadores, Xunta, bancos y proveedores. El conselleiro de Industria, Javier Guerra, volvió a instar ayer al astillero a que cumpla con el plan de negocio diseñado después del esfuerzo de la Administración, que entregará cerca de 20 millones de euros en concepto de avales y capitalización de préstamos. «Pero no somos los administradores de la empresa», reiteró Guerra.
Los accionistas de la empresa son a los que ahora les toca actuar. En la última reunión entre dirección y trabajadores, el comité de empresa salió con un mensaje grabado a fuego en su mente, que en el plazo de dos meses esperan estar a pleno rendimiento. Concretamente la fecha que marque el punto de inflexión será la segunda quincena de agosto. «Nos dijeron que arreglar todo podría llevar dos meses», explica el presidente del comité de empresa, Francisco Gallego, quien espera que en menos de quince días, y siguiendo lo comunicado por la empresa, empiecen a reincorporarse los 20 trabajadores afectados por los tres meses de ERE.
Frente al mensaje esperanzador que deja la posible cancelación de un concurso de acreedores, el secretario de la Federación comarcal del metal en CC.OO., Tomás Lorenzo, señala que hay que poner el punto de mira más allá de la carga de trabajo inicial. «Falan de poñer todo en marcha na terceira semana de xullo, pero que haberá despois de que rematen eses barcos. Se en dous días solucionaron que estivo dilatándose durante meses, por que non o fixeron antes», señala.
Según la plantilla, José María Suescún, descartó hablar del futuro a largo plazo y ahora solo hay que hablar de «trabajar y trabajar» porque ahora la deuda contraida sigue siendo «de mucho dinero».