Una amistad surgida de la tragedia

Marcos Gago Otero
Marcos Gago MARÍN/LA VOZ.

PONTEVEDRA

La muerte de sus padres, marineros, en un naufragio en 1948 caló en las vidas de Antonio y Manuel, que se educaron en un colegio para huérfanos del mar en Panxón

27 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Antonio Pesqueira López y Manuel Rodríguez González son dos marinenses que participarán hoy en Mogor en la reunión anual de los Hermanos del Mar de Panxón. Esta agrupación es un colectivo formado por los antiguos alumnos del colegio benéfico que existía en Panxón y que protegió y educó a los hijos de náufragos de familias de pocos recursos a mediados del siglo pasado.

A la convocatoria de esta jornada acudirán un centenar de ex alumnos, procedentes de todas las comunidades autónomas españolas. El programa comprende una misa en la iglesia de Mogor, la entrega de una corona de flores en el altar de la Virgen y una comida de confraternidad en el Club de Mar de Aguete. Esta es la segunda vez que esta iniciativa se lleva a cabo en Marín.

Antonio y Manuel entraron en el colegio de Panxón cuando aún eran muy niños. Los padres de los dos eran tripulantes del Jaime Vera, un pesquero marinense que se hundió entre Fisterra y Corcubión en un trágico suceso al que solo sobrevivió un marinero.

En el caso de Antonio Pesqueira, su madre lo envió primero a otro colegio de huérfanos del mar situado en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, donde pasó dos años. «Mi madre se quedó viuda y con seis hijos, así que la situación era todo un poema», explicó. Tras sus primeras vacaciones a su casa en Cantodarea y con algo más de ocho años de edad, le encontraron una plaza en el colegio de Panxón. Allí, en el Orfanato Nacional Virgen del Carmen para Hijos de Náufragos Pobres pasó seis años más.

Vida cotidiana en el centro

«Nos levantábamos por la mañana, había misa y después clases de mañana y tarde con sus horas de recreo», relató Antonio al describir el día a día del centro. Sobre este colegio guarda muy buenos recuerdos.

Añadió: «Nos criamos como hermanos. Éramos muy niños y estábamos bajo la tutela de las Hermanas de la Caridad». Señaló que en Panxón se forjó la amistad del grupo que se reúne hoy otra vez. «Llevamos casi cuarenta años juntándonos y viene gente de toda España», precisó.

Entre los siete huérfanos marinenses que coincidieron en el curso de Antonio estaba Manuel Rodríguez González. Cuando murió su padre en el Jaime Vera, él se convirtió en el único varón de una unidad familiar que completaban su madre y tres hermanas en Cantodarea.

Manuel recuerda como si fuese ayer el día de su entrada en el colegio de Panxón, el 17 de enero de 1949, con cinco años. «Mi estancia en aquel colegio fue una etapa estupenda. Estuve estudiando hasta cuarto de bachiller y dejé el colegio por decisión propia. Fue una etapa feliz donde hicimos muchos amigos entre los compañeros», sostuvo.

Mientras que Antonio siempre trabajó en tierra -ahora es propietario de una joyería en Marín-, Manuel siguió vinculado al mar hasta que se jubiló. Su hijo le sigue la estela en la misma profesión marítima.