La sesión de control del gobierno local se instauró en 1987, dejó de celebrarse en el 2000 por acuerdo de todos los grupos y el PP la recuperó en el 2004 y 2008
19 ene 2023 . Actualizado a las 18:13 h.Algunos analistas políticos ponían en duda hace una semana la necesidad, la utilidad o la eficacia del debate sobre el estado de la autonomía celebrado en el Parlamento gallego. Y lo hacían en comparación con la sesión plenaria de aprobación de los presupuestos, en los que realmente pivotan las políticas que configuran los programas de gobierno y su grado de cumplimiento.
Esa misma reflexión se hicieron los grupos políticos en el Concello de Pontevedra cuando en el año 2000 decidieron suprimir el pleno sobre el estado del municipio, excepcionalmente recuperado a instancias del PP en el 2004 y en el 2008.
Este pleno de carácter extraordinario estaba contemplado en el Reglamento Orgánico de la Corporación (ROC) de 1987 para control y fiscalización de los órganos de gobierno. Y se instauró en el último mandato de Rivas Fontán, por consenso de las cinco fuerzas políticas que entonces estaban representadas en el Ayuntamiento de Pontevedra: Independientes de Galicia, PSOE, PP, CDS y BNG.
En 1999, cuando gobernaban los populares y ostentaba la alcaldía Juan Luis Pedrosa, no se celebró por ser año electoral y coincidir con la campaña. Y en junio del 2000, con Fernández Lores ya como alcalde, los tres grupos municipales del PP, PSOE y BNG decidieron formalmente suprimir este debate por considerarlo «estéril», «absurdo» y «carente de sentido» con la nueva Ley de Administración Local.
Curiosamente, cuando el PP pasó a la oposición tomó la iniciativa de proponer su eliminación, compartiendo el criterio de socialistas y nacionalistas de que la fiscalización del gobierno ya se ejercía mensualmente en las doce sesiones ordinarias de la corporación, donde además se incluye siempre un punto fijo de seguimiento y control de la gestión de los órganos de gobierno con la comparecencia de los responsables de cada área cuando es requerida.
Antes, desde el gobierno, el PP de Juan Luis Pedrosa no se había atrevido a eliminar ese pleno estéril -ganas no le faltaron- por miedo a que se interpretase como un intento de privar a la oposición de su función fiscalizadora.
El debate del estado del municipio nunca fue tal debate, sino una sucesión de discursos, o más bien de monólogos, para ensalzar y criticar la gestión de gobierno, sin posibilidad de presentar propuestas o adoptar acuerdos para ratificar o corregir, en su caso, la gestión de gobierno.
El más importante
Los inspiradores de esta sesión en el mandato de Rivas, pretendían convertirla en la más importante del año, pero nunca superó al pleno de los presupuestos, donde verdaderamente se puede hacer un análisis y control general de la situación del Concello con cifras.
Llevaba cinco años sin celebrarse cuando en el 2004, Teresa Pedrosa, al frente del Partido Popular, creyó que era el momento de recuperar el mediático debate sobre el estado del municipio, «en aras a una mayor transparencia y conocimiento ciudadano de la gestión municipal».
Pero, claramente, BNG y PSOE tenían todas las de ganar. Un pleno de control pensado, cuando se instauró en el año 87, para una corporación con al menos dos grupos de la oposición y un único equipo de gobierno a fiscalizar, se volvió contra los populares. Y la coalición de socialistas y nacionalistas acabaron haciéndole el bocadillo a Teresa Pedrosa, que recibió el fuego cruzado de los dos socios de gobierno con intervenciones incluso más vehementes que la suya.
Fue un dos o un tres contra uno, el alcalde, Fernández Lores, el portavoz del BNG, Guillerme Vázquez, y la portavoz del PSOE, Teresa Casal, frente a la popular Teresa Pedrosa, a quien no le resultó demasiado rentable su iniciativa de recuperar un debate que no se celebraba desde hacía cinco años. Pretendía poner contra las cuerdas al gobierno coaligado y este acabó vendiendo «el país de las maravillas».
Como siempre, gobierno y oposición reafirmaron en estas sesiones sus visiones antagónicas de la ciudad de Pontevedra.
El cara a cara de Martín y Lores que no puso ser
En el 2005, con la ley de Medidas para la Modernización del Gobierno Local, también llamada de las Grandes Ciudades, se aprobaron nuevos reglamentos de organización política y administrativa derivados de esta ley y desapareció como tal la obligación de celebrar en el primer semestre de cada año un debate de control y fiscalización de los órganos de gobierno.
No obstante, el reglamento de funcionamiento del pleno de la corporación contempla que el alcalde ha de convocar un pleno extraordinario si este es solicitado por una cuarta parte de los concejales, un porcentaje que el PP supera ampliamente. Y así lo hizo Telmo Martín para propiciar en el 2008 un nuevo debate político sobre el estado del municipio.
Tras un primer desacuerdo entre los grupos para establecer unos turnos de intervención que no perjudicaran al PP frente a la coalición PSOE-BNG, ese pleno se celebró finalmente el 7 de noviembre, pero se quedó en un tibio debate de perfil bajo.
A la oposición tampoco le salió esta vez la jugada. Telmo Martín, quería un cara a cara con el alcalde, pero este eludió la confrontación y por cada turno del líder de PP hubo doble réplica de los portavoces del PSOE y del BNG. La coalición volvió a imponerse.