Mujeres de ciencia

Chelo Lago consuelo.lago@lavoz.es

PONTEVEDRA

14 nov 2008 . Actualizado a las 09:36 h.

La ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, presidió ayer el acto de entrega de las bolsas de investigación L'Oreal-Unesco, en el salón de actos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC, en Madrid. Y entre las cinco mujeres galardonadas figura la pontevedresa Verónica Salgueiriño Maceira. Doctora en Químicas (materiales) con sobresaliente cum laude por la Universidad de Vigo y licenciada en Química por la Universidad de Santiago, Verónica Salgueiriño nació en O Porriño, tiene 33 años y un brillante porvenir en el mundo de la investigación, campo al que se aficionó haciendo la tesis, como ella misma explicó a este periódico. En el acto de entrega intervino, además de la ministra, la presidenta del comité científico del programa, Margarita Salas, y la vicepresidenta científica y técnica del CSIC, Rosa Menéndez, entre otras personalidades. Estas bolsas pretenden fomentar el reconocimiento del papel de las mujeres en la ciencia y aumentar el número de vocaciones científicas.

La científica pontevedresa estuvo un año en Alemania y otro en Estados, y reconoce que aunque las cosas están cambiando, «allí sí hay hay muchísimo más apoyo a la labor investigadora». También subraya que en estos últimos ocho años, «las cosas han cambiado, tanto a nivel del Ministerio como del Gobierno autonómico pues se ve que están haciendo un gran esfuerzo para que salgan las cosas y haya mucho más apoyo». De todos modos y a pesar de ese cambio que constata, comenta que «sigue habiendo una gran diferencia con otros países, sobre todo con Estados Unidos, donde realmente te apoyan y te empujan, te refuerzan para que hagas todo lo posible para que obtengas resultados al mejor nivel». En estos años dedicada de lleno a la investigación, Salgueiriño Maceira disfrutó de un contrato de la Xunta en Santiago, y ahora se va a cambiar a Vigo, con otro, el Ramón y Cajal, del Ministerio. Y subraya que el principal escollo aquí está en la inestabilidad laboral. «Nuestro trabajo es a largo plazo, lo que no se puede pretender es que inviertas hoy y obtengas mañana resultados claros en aplicaciones. Eso no es posible. Se trata de una carrera a largo plazo y lo que inviertes hoy, a lo mejor dentro de diez años ves grandes beneficios, pero hay que ser paciente».

Sobre las relaciones y la supuesta competitividad entre investigadores de un mismo o de distintos equipos, confiesa que nunca tuvo problemas en ese sentido. «En todos los sitios en los que he estado siempre he tenido buenas relaciones, pero sí que al final te encuentras que todos luchamos por las mismas posiciones y en algún momento tienes que enfrentarte con un compañero e intentar ser mejor que él, porque quieres conseguir la plaza. Eso sí que es cierto, pero a nivel social, a nivel relación personal, no tengo ninguna queja, ni aquí, ni tampoco en el extranjero».

Decidió presentarse a las bolsas de investigación L'Oreal porque cumplía todos los requisitos exigidos: dedicarse a la química de materiales, ser menor de 40 años y tener un contrato en algún centro de investigación durante el año 2009. «Como cumplía las condiciones me dije, vamos a probar a ver qué pasa». Y pasó que ganó una de ellas, dotada con 20.000 euros, con el proyecto titulado Nanomateriales de naturaleza bio-magnética. Por supuesto, el dinero es para la investigación. «Lo que hice -añade-, fue acoplar una idea más a un proyecto que ya tenía del ministerio, que se basa en obtener estructuras magnéticas que se puedan utilizar para aplicaciones médicas o bio relacionadas, en entornos biológicos».

Explica que trabajan con «estructuras inorgánicas que en general cualquier cuerpo vivo, un ser humano o cualquier animal, no las va a aceptar, por lo que tenemos que engañarlo para lograrlo». Y la segunda parte de ese trabajo, la parte que va a financiar con la beca de L'Oreal es «hacer que esas estructuras con las que yo trabajo, que son magnéticas, presenten una componente biocompatible para poder utilizarlas en esas aplicaciones bio-relacionadas. Se trata de colocar moléculas tipo ADN, o ferritinas, proteínas, etc., que hagan que esos sistemas sean biocompatibles y cualquier ser vivo los acepte».

Considera que los 20.000 euros con los que está dotada la beca que recibió ayer es una dotación «considerable». Dice que ella recibió de la Xunta 48.000 euros pero eran para tres años y para un equipo de tres personas, por lo que los 20.000 euros, que es para ella sola, están muy bien. De todas formas, indica que la investigación es muy cara, al igual que los aparatos y los reactivos por lo que si tuviera que partir de cero, ese dinero no significaría casi nada, pero no es su caso, por lo que confía «avanzar bastante con esa cantidad».