Medio siglo de moda

Chelo Lago consuelo.lago@lavoz.es

PONTEVEDRA

05 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El establecimiento Peral acaba de celebrar por todo lo alto su 50 aniversario, en una fiesta a que la asistieron los actuales empleados y muchos otros que a lo largo de estos años pasaron por sus comercios. El 1 de noviembre de 1958, el matrimonio formado por Concepción Álvarez y Antonio Pérez Corbacho, abrieron las puertas de Peral en el bajo del actual edificio de cuatro plantas en la plaza de Curros Enríquez. Entonces era un local de 60 metros cuadrados dedicado a paquetería, que atendía Concepción Álvarez y una empleada, Marisa Expósito, y de aquella no se dedicaba a confección, sino que siguieron con el comercio de paquetería del que habían cogido traspasado. Luego, incorporado ya el marido al negocio, compraron el inmueble y en el año 1969 abrió, ya con el nombre de Confecciones Peral, el nuevo comercio, un edificio de sótano, bajo y cuatro plantas que es el eje central de la empresa, y en donde tiene también las oficinas administrativas. Fue todo un acontecimiento en la ciudad que tuvo reflejo en la prensa diaria. Desde entonces, por ese comercio pasaron y siguen pasando muchas generaciones de pontevedreses para comprar todo tipo de ropa, incluidos uniformes escolares y trajes de primera comunión.

Unos años antes, concretamente en 1963, el matrimonio de empresarios abrió Peral Mujer, entonces Creaciones Garbo, en la misma plaza de Curros Enríquez. Y diez años más tarde, justo al lado, echó a andar Garbo Sir, con moda de hombre, como indica su nombre, y ahora Peral Hombre. Entre ambas aperturas, en 1965, se abrió el comercio de lencería, justo al lado del edificio principal de Peral. Además, en mayo de 1976 se inauguró la Cabaña Tejana, en los sótanos de Peral Hombre, un comercio dedicado a la ropa vaquera de todas las marcas. La expansión del comercio se cerró el 2 de diciembre de 1994, cuando abrió sus puertas Antius, dedicado a moda de chico y chica, y el único establecimiento de la cadena que no está en Curros Enríquez, sino que ocupa una emblemático bajo en la plaza de la Peregrina.

A lo largo de estos cincuenta años, Peral se distinguió por novedosas campañas e iniciativas para dar a conocer sus instalaciones. Así, con la inauguración de la Cabaña Vaquera, los propietarios no dudaron en comprar un caballo y contrataron a una persona para que lo montara y recorriera la ciudad para dar a conocer el comercio. Corría el año 76 y recordaba la campaña publicitaria de la película Le llamaban Trinidad, un spaguetti western protagonizado por los actores Bud Spencer y Terence Hill, que también fue publicitado con un caballo. En una de las ferias taurinas de la Peregrina, se regalaron abanicos del comercio entre los asistentes, pero no se repitió porque eran rígidos y más de los deseados acabaron en el ruedo para abroncar la faena de alguno de los espadas. También fue sonada la campaña, que duró tres años, en la que se regalaban entradas para ir al cine por la compra ropa. Y ahora, para celebrar su cincuenta aniversario con los clientes, que en definitivamente son los hicieron y hacen posible la pervivencia del negocio, durante todo este mes de noviembre aplican una rebaja del 25% en toda la ropa.

Concepción Álvarez ya apenas va por el comercio y disfruta de una bien merecida jubilación. Ahora están al frente del negocio tres hijos, Concepción, Antonio y Marcos Pérez Álvarez. Precisamente Concepción Pérez no ve el futuro muy halagüeño, especialmente «para tiendas multimarca como la nuestra, que ahora no tienen mucho sentido». Comenta que hay crisis, pero también influyen otros factores. Recuerda la superada en el año 1992. «Después de la Expo de Sevilla notamos un bajón terrible». Subraya que tratan de adaptarse a los hábitos de consumo y a lo que van pidiendo los clientes. «Amplías horarios y servicios, pero hay mucha competencia y el consumo de vestido se relegó a uno de los últimos puestos. La gente prefiere ir a cenar o pasar un fin de semana en la nieve, y en nuestro caso, que tenemos ropa de marca, se nota más. Muchos prefieren tener 3 o 4 pantalones antes que comprar uno de marca», apostilla.