«Una visita inesperada»

LEOPOLDO CENTENO

PONTEVEDRA

DESDE MI BUTACA | O |

16 jul 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

La popular escritora Agatha Christie, creadora de dos peculiares detectives (Hércules Poirot y Miss Marple), consiguió el reconocimiento del público por los sorprendentes desenlaces de sus historias y, sobre todo, por haber sido llevadas al cine y la televisión. Entre sus obras teatrales, destacan por su celebridad Testigo de cargo, llevada al celuloide por Billy Wilder; La ratonera, que, desde la fecha de su estreno en 1952, sigue interpretándose en Londres hasta nuestros días (ofrecida en Pontevedra hace nueve meses) y Una visita inesperada. Pues bien, el montaje de esta última obra fue presentado por Caixanova a cargo de la compañía Txalo Teatroa, bajo la dirección de Gerardo Malla. Frenada de un automóvil, las luces del mismo en la noche de tormenta vistas desde el interior de una casa y una persona que se acerca a la mansión con su linterna encendida. Llama a la puerta. Nadie le responde. Gira el picaporte y entra. Pregunta si hay alguien. Insiste. Con la linterna busca el interruptor de la luz y la enciende. Ve una mujer atractiva un tanto desconcertada y un hombre en una silla de ruedas, de espalda al público. Saluda y dice que se ha perdido en la carretera a causa de la tormenta y que necesita un teléfono. Se mueve por la estancia con cierta libertad y cuando se dirige al hombre impedido, comprueba que está muerto de un tiro en la cabeza. La mujer confiesa que ha matado a su marido y el recién llegado se propone ayudarla, porque algo inquieta a Michael Starwedder, el visitante inesperado. Antes de llamar a la policía, prepara la estrategia a riesgo de involucrarse como encubridor. Ella un tanto confusa, dice: «La puerta se abre y entra la visita inesperada». Así comienza esta comedia de misterio. Agatha Christie teje una trama en la que nada es lo que parece. En el transcurso de la obra, todos los personajes parecen sospechosos, incluso el público tiene la impresión que cualquiera de ellos puede ser el autor del asesinato: motivos, ocasiones, conductas¿ no faltan. La policía interviene y, en el desenlace de la obra, se entremezclan variaciones y sorpresas hasta llegar a una conclusión definitiva de sabor agridulce. Trama hábilmente urdida donde las haya, como cabe esperar siempre de esta autora, que no deja a ningún espectador indiferente. Nueve actores intervienen par dar vida a otros tantos personajes. Incluso el muerto (Richard), por su carácter y conducta (aún sin actuar), tiene su papel; asimismo MacGregor (padre del niño muerto en accidente por Richard). Pues bien, estos nueve actores han tenido unas intervenciones a gran nivel, sobre todo Jaime Blanch, en su papel de Michael Starwedder y Cristina de Inza en el de Laura, esposa del muerto; sin menoscabo de Vicent Gisbert, como mayordomo-enfermero; César Diéguez, como Jean, el menor de la familia, aquejado de una especie de frenastenia; Lola Casamayor en el papel de Miss Bennett y la colaboración especial de Charo Soriano, como la madre de Richard. También destacaron por su profesionalidad y buen hacer interpretativo Miguel Ángel Fernández, como el mayor Julian, amante de Laura; Carlos Viaga en el rol del Inspector Thomas y Fermín Sanles, como el sargento de policía (personaje un tanto cómico, con su eterno bloc de notas). Todos ellos bien dirigidos por la mano y el ritmo de Gerardo Malla y bien arropados por los efectos técnicos, vestuario, decorado, etc. han contribuido a una excelente velada teatral.