?iciera trampas o no, la verdad es que Romina no llegó a entrar en el reality. En noviembre del 2006, Interviú recoge unas declaraciones de esta joven, en las que afirma que no pudo entrar en la casa al revelar que había sido drogadicta durante varios años: «En cuanto dije lo de la metadona, fuiiip, la cámara se fue para arriba. Me dijeron que iban a valorar si pasaba el cásting». Acto seguido le habrían comunicado que no podía participar en el reality por no haber superado la prueba médica. Romina, que en aquel momento tenía 23 años y una hija, manifiesta en las páginas de la revista que aquella noche «me fumé un porro antes del sorteo para calmarme». Todo parece indicar que los análisis médicos realizados por la productora de Gran Hermano dieron positivo en consumo de cannabis y negativo en el resto de sustancias estupefacientes. La productora alegó que la joven no había entrado porque el número agraciado era el 733 y no el 133, pero tres días después el presentador Jordi González, según Interviú, desmontó las explicaciones de la productora al anunciar que Romina no había superado las pruebas psicomédicas. Sobre esta otra polémica, la relativa a que hubo una confusión en el sorteo de tal modo que la bola con el 1 del 133 era en realidad un 7, Carmen Vera sostiene que sólo es una especie de cortina de humo que busca remediar el cambiazo de los números del sorteo. «Si Romina hizo trampas la que tendría que entrar sería yo», insistió.