Barrio a barrio | Lourizán El nombre de la parroquia suena siempre en el debate político ligado al contencioso de los terrenos de Ence. Pero hay vida, y necesidades, más allá del complejo industrial
10 abr 2007 . Actualizado a las 07:00 h.La inmensidad del debate sobre el complejo industrial de Lourizán ha proyectado sombra sobre los pequeños problemas cotidianos que ocupan las tertulias de los vecinos de la parroquia. «Parece que todos os nosos males son os fumos de Ence. Eso é outra cousa, un asunto de vello, que haberá que resolver, pero aquí tamén nos fan falta melloras nos camiños, puntos de luz, alcantarillado...», dice Manuel, de «setenta e moitos anos», que ha residido toda su vida en Lourizán, donde hoy contempla pasar el tráfico sentado a un lado de la carretera. El olvido del que habla Manuel es palpable en la subida a Outeiro, donde se agrupan buena parte de las viviendas de la parroquia. Los caminos son serpenteantes, los baches, numerosos y la señalización viaria, escasa. El colorido alegre de las casas de Outeiro, que estrangulan un sistema viario concebido para desplazamientos en los que el coche no es una opción, contrasta con el estado de zonas como el cementerio de Os Liñares. En la entrada al campo santo se acumulan escombros, restos de muebles viejos y algo de basura. Pero la parroquia de Lourizán es de contrastes. A apenas medio kilómetro de distancia. el rural desaparece. Los caminos bacheados y serpenteantes se cambian por calles con iluminación, farolas y espacios para estacionar al estilo de un barrio dormitorio. Estamos en Pontemuíños, una de las zonas de la parroquia más cercanas a la ciudad, donde se levanta además uno de los complejos deportivos más modernos del municipio: un área con piscina, gimnasio y oferta hostelera. Sin grandes obras Es de las pocas obras de envergadura que se han acometido en la parroquia en los últimos años. Pese a que Lourizán ha sido escenario de grandes promesas electorales, como las ligadas a la construcción en la finca de Montero Ríos de un centro puntero de investigación ambiental, el traslado del complejo de Ence, «nun horizonte razoable de tempo», en palabras del propio presidente de la Xunta de Galicia, Emilio Pérez Touriño, o incluso la recuperación en la ensenada de la playa perdida bajo los cimientos de la factoría, lo cierto es que la inversión en Lourizán ha sido más bien modesta en los últimos años. El saneamiento, la auténtica asignatura pendiente del rural pontevedrés, continúa siendo un trabajo hecho sólo a medias. En la parroquia de Lourizán se han invertido 1,4 millones de euros en saneamiento, pero la cantidad necesaria estimada para que sus 3.294 habitantes vean resuelto totalmente el problema es de casi el doble. Entretanto, en la parroquia ven con escepticismo proyectos como el de Telmo Martín que hablan de extender la peatonalización hasta Lourizán con un paseo marítimo de hasta siete kilómetros y tráfico soterrado. «Tampouco pedimos tanto. Abonda con que vaian arranxando esto un pouco, aínda que sexa pola campaña electoral», dice Manuel.