Visiblemente emocionada y a punto de llorar en algunos momentos de su comparecencia, la representante del sindicato CSIF en el Concello de Santiago, Charo Soltero, dio ayer una visión bien distinta de la del alcalde, Ángel Currás, en cuanto a la normalidad en la gestión municipal se refiere. Esta organización asegura que viven una «situación caótica desde hace una larga temporada» debido a las investigaciones judiciales que han implicado a miembros del del PP y ante la cual «los trabajadores nos encontramos en una situación de desamparo ante los acontecimientos y la tensión a la que estamos sometidos» que, estima, el jueves llegó «a un límite que no es tolerable».
Para el CSIF, «esta situación de desgobierno pone en situaciones muy comprometidas a los trabajadores» y pone como ejemplo el que el gobierno local haya llegado a pedir informes a Informática para esclarecer si se habían producido escuchas telefónicas o espionaje de correos electrónicos a ediles del PP. Algo que, precisamente, temen en el grupo crítico con Currás, que han manifestado sentirse perseguidos y que incluso quitaban las baterías de sus móviles cuando se reunían para que desde la alcaldía no los pudiesen localizar. «Que alguien ponga orden aquí, pero es que están desaparecidos», afirma Soltero.
Desde la CIG, el presidente de la xunta de persoal, Xabier Picón, coincide con CSIF en que Santiago vive en el «descontrol» y el «desgobierno», aunque este sindicato, que es el mayoritario en el Concello, considera que «non é cuestión dun día, senón unha sensación que se ten desde que empezou o goberno» y que achacan a la «falta de programa» y a las «contradicciones y «descoordinación» entre concejalías.