Como te digo una cosa...

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

VERÍN

26 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La palabra, tener palabra, no está de moda. Decir una cosa y mantenerla, prometer algo y cumplirlo, defender una idea y no traicionarla es una forma de ver la vida devaluada.

Ser coherente, mantener una promesa, defender una idea en la que realmente crees, resistir cuando una forma de pensar se acaba volviendo en tu contra, lidiar con los inconvenientes de tomar una decisión, gestionar las consecuencias de un acto, asumir que no le puedes gustar a todo el mundo (porque como dice La Vecina Rubia, no eres una croqueta)... apandar, en definitiva, te hace la vida más complicada. Pero que te deja dormir por la noche, como si te tomaras un somnífero.

En Ourense debe ser que no hay problemas de sueño porque el «Como te digo una cosa te digo la otra» alcanza ya cotas de risión en nuestra provincia.

Cuando creíamos que el alcalde Jácome no podía incurrir en más contradicciones, él y su gobierno siguen empeñados en escribir su propio libro, así como Rajoy: Cómo enmendarnos la plana a nosotros mismos y no ruborizarnos en el intento.

Miren Fitur. Allá se fue el alcalde a la feria que siempre calificó -ay, la hemeroteca- como una «ruina». Llegó a acusar a los representantes públicos que acudían a la cita turística de ir «en plan paletiño a Madrid». Ahora, entonces, ¿quién es el paletiño?

Pero Madrid nos queda muy lejos (y seguirá así de lejos durante un tiempo). Hablemos de Ourense. El alcalde dice que quitará los coches de Concordia y su portavoz asegura, una semana después, que si se monta mucho pollo, pues dan marcha atrás y tan panchos. Y uno se queda tranquilo, por esas decisiones razonadas y fundamentadas que toman quienes rigen los destinos de nuestra ciudad.

A veces faltar a tu palabra, aunque parezca mentira, no depende ti. Y eso tiene que ser todavía más difícil de llevar que contradecirte a ti mismo. Ahí tienen a los jefes de Ginecología y Pediatría del CHUO, que dieron la cara (y casi se la partieron), a la derecha y a la izquierda del gerente del Sergas, para defender una medida en la que creían, el cierre del paritorio de Verín, y que se tomó usando sus argumentos médicos. Tras la decisión de reabrirlo ni Doval ni Cebrián han querido hacer declaraciones. No me extraña. Todavía deben estar doloridos. Uno no queda indemne cuando lo ponen a los pies de los caballos.