Pasamontañas

Edith Filgueira DE ALGUNA MANERA

OURENSE CIUDAD

21 nov 2018 . Actualizado a las 16:05 h.

A todas las niñas se les pregunta qué les gustaría ser de mayores. Aunque siempre pensé que la cuestión debería enfocarse en el «cómo» más que en el «qué». Es fácil querer cosas (y personas), lo difícil es saber cómo se quieren.

Pasa un poco lo mismo con el feminismo. Todas las mujeres saben que es necesario (o de esa base quiero partir) pero hay discrepancias en el cómo. Y en debates sobre si deberían censurarse determinadas canciones por su letra nos entretenemos mientras a un individuo de 31 años lo condenan tan solo a un año y nueve meses de prisión por pegar y coger del cuello a su expareja.

En la serie Fleabag -más que recomendable- hay un capítulo en la que dos hermanas adentradas en la treintena pasan un fin de semana en un retiro espiritual en silencio. A escasos metros, varios hombres asisten a un curso en el que un monitor les enseña a comunicarse con las mujeres y a no hacer comentarios sobre ellas que no harían sobre otro hombre.

Fleabag (la protagonista) se acerca a observar y descubre que allí está aprendiendo a controlarse un hombre que la llamó «zorra» y con el que acaba fumando el cigarro de la paz mientras ella guarda silencio y él se disculpa.

Yo me pregunto si no podemos hacer cursos así, en Ourense, en lugar de talleres para elaborar pasamontañas el 25N para que la prensa vaya a hacer fotos. Porque mientras nos entretenemos recortando el hueco para los ojos y la boca en un trozo de tela (como si todavía fuéramos niñas) seguramente hay un hombre por ahí cogiendo del cuello a otra mujer. Que los pasamontañas solo oculten la cara.

Pero sobre todo porque, como escribió la poeta Louise Glück: «Miramos el mundo una sola vez, en la infancia. El resto es memoria». Que los que vienen detrás tengan los recuerdos limpios.