En el colegio, Da Silva aprendió a vencer a un enemigo que aún hoy la acecha: «Me apasionaba cantar y, de hecho, cantaba en el coro y me encantaba, pero no me gustaba nada estar de cara al público. Con eso aprendí mucho, y hoy me es útil en mi trabajo, porque salía al piano o al micrófono, a pesar de que estaba diciendo: Tierra, trágame!».
La evolución profesional de Lara da Silva no pilló por sorpresa a su profesora: «Cuando nos enteramos de que la habían elegido presidenta del Consejo sus profesores coincidimos en que es la persona ideal. Lara es de la gente de la que se esperan cosas muy grandes. No te sorprende que esté en un cargo porque sabes que vale y que lo va a hacer muy bien».