Los virus invernales recorren de oeste a este los colegios ourensanos

Fina Ulloa
fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

CELANOVA

MIGUEL VILLAR

Algunas aulas de la ciudad, especialmente en edades tempranas, están diezmadas

17 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los que tienen niños en edad escolar saben del poder de contagio de todo tipo de virus en ese entorno. En invierno, gripes, catarros, procesos gastrointestinales y otras infecciones estacionales deja un reguero de bajas que recorre la provincia. En la zona más occidental, como la comarca de O Ribeiro, la incidencia se produjo entre noviembre y diciembre. «Tivemos clases de vinte nas que faltaron seis ou sete; hoxe pode haber algún nalgunha aula, pero a tónica é a normalidade», señala Víctor Fernández Bello, director del CEIP de Ribadavia. También en el Curros Enríquez de Celanova lo peor parece haber pasado. «Foi antes do Nadal. Empezou polos máis pequenos, e algunha aula chegou a quedar sen a metade de rapaces», apunta el responsable del centro, Óscar Rodríguez.

En el otro extremo de la provincia, el oriental, la pandemia apenas se ha notado. De momento. Lo habitual, cuentan en Valdeorras, es que lo más duro llegue entre finales de enero o febrero. «Temos 360 alumnos e faltan 26», explicaban ayer desde el colegio Condesa de Fenosa. En otros, como en Viana, la gripe ni está, ni se la espera con mucho miedo. «De 120 que temos, no hai ningún» decía Paqui Rodríguez. «O certo é que por aquí non solemos ter moita incidencia, aínda que haxa algún caso. Será porque a xente da montaña somos máis fortes», bromeaba.

En estos momentos la ola de bajas escolares parece más centrada en la ciudad. Según los datos del servicio de Pediatría del CHUO, fue durante las vacaciones navideñas donde se produjo el mayor pico asistencial de menores residentes en la capital. Ahora remite.

En algunos colegios aseguran que la asistencia a las aulas está en parámetros normales -caso del colegio de Carmelitas o el Irmáns Villar-, pero en otros no cuentan lo mismo. «Hay un aula de infantil que son unos 25 y hoy faltan 15» decía ayer la directora del Curros Enríquez, Isabel Domínguez, que apuntó que en el resto de cursos «como mucho falta uno o dos, y en algunas aulas, ninguno». También en el María Auxiliadora hay grupos mermados. «Tenemos uno de tres años y otro de seis con una docena de bajas», explica su director, Lupi Peña. En el resto del centro la asistencia es normal. Algo más mayores son los que protagonizan las ausencias en aulas de 5º y 6º de Primaria del colegio San José. «Ahora mismo hay alguna con diez bajas y otra con siete, aunque no están siendo prolongadas. De uno o dos días», matiza José Luis Guedes, que apunta que este año parece haber más virus gastrointestinales.

Desde el servicio de Pediatría del CHUO confirman esta apreciación. «Este año el virus cursó en la mayoría de los casos, y especialmente en los niños, con afectación inicialmente gastrointestinal y posteriormente respiratoria», dice la jefa de servicio. Susana Rey matiza que diciembre fue la época de más ingresos derivados de estos virus, pero más que de incremento de casos con respecto a otros años, la especialista pone el acento en el aumento de complicaciones.. «Tuvimos más gripe B que convivió en el tiempo con el virus respiratorio sinsitial, el máximo responsable de las bronquiolitis en los menores de dos años, que es la población de más alto riesgo dentro de la edad pediátrica», señala.

En cuanto a los de edad escolar, Rey coincide con los directores de los centros al explicar que el tipo de actividades que se desarrollan en las aulas de los más pequeños, son más grupales y hay más contacto físico que es campo abonado para los contagios.

«Hasta que el niño esté recuperándose es mejor es que no acuda centro escolar»

La idea de que un niño pilla una gripe o un catarro porque ha pasado frío no es exacta. «Los virus tienen más incidencia en la época invernal porque todos pasamos más horas en contacto unos con otros. El frío y otras condiciones meteorológicas hacen que estemos más tiempo en recintos cerrados conviviendo», señala la jefa de Pediatría del CHUO. Esa misma lógica explica por qué los pequeños multiplican sus infecciones cuando inician la guardería o en los primeros cursos en el colegio. «Por un lado, conviven mucho más próximos a otros niños y se tocan más, comparten materiales y no se preocupan de si tosen o no encima del compañero;, y por otro por su sistema inmunológico», señala Susana Rey, que recuerda que con el paso de los años el cuerpo aprende a defenderse y son más inmunes.

La pediatra asegura que la recomendación habitual es que los menores permanezcan en casa cuando se ponen enfermos. «Hasta que el niño esté recuperándose lo mejor es que no acuda al centro escolar», dice. Y no solo para que no contagien a otros. «Es también por su propia protección. En una clase puede haber uno con gripe, pero también otros con gastroenteritis o con otro tipo de virus. En un momento agudo de infección, el cuerpo está luchando contra el virus que tiene y gastando, por decirlo de alguna manera, sus defensas en esa pelea, por lo que es más fácil que pueda infectarse con otro virus».

Susana Rey recuerda que es recomendable vacunar a los niños con ciertas enfermedades de base para los que un contagio con estos virus estacionales puedan suponer un riesgo añadido.