En los presupuestos de la Diputación para este año hay previstas 79 subvenciones directas -es decir, sin concurso público- para los ayuntamientos de la provincia. Solo siete son para concellos no gobernados por el PP y, de esas siete, tres fueron para el de A Pobra de Trives, gobernado por la Agrupación Trivesa Independiente. Casualmente el presidente del PP y de la Diputación de Ourense, José Manuel Baltar, anunció esta misma semana el fichaje de Domingo Diéguez como candidato popular a la alcaldía el próximo mes de mayo.
Esa jugada no ha sorprendido a nadie porque no es la primera vez que el PP hace algo similar. También hubo una lluvia millones en su día para convencer al entonces alcalde socialista de Cortegada, Avelino de Francisco, de pasarse a las filas populares. El PSOE aprovechó, de hecho, el fichaje de Trives para recordar casos similares. Según dicen los socialistas, Baltar usa el dinero público «para untar e fichar a alcaldes doutros partidos incumprindo o pacto antitransfuguismo».
Más allá de la conveniencia o incluso de la legalidad de gestionar de ese modo los fondos de la Diputación, que son de todos, también puede ser interesante analizar esta historia desde el punto de vista del teóricamente beneficiado. En el caso de Trives, las inversiones que se harán gracias a las subvenciones de la institución provincial son una buena carta de presentación ante los vecinos, pero es una jugada arriesgada de cara al futuro. ¿Y si el PP pierde el gobierno de la Diputación? ¿Qué sería entonces de esa predilección por Trives?