Creo que el alcalde de Leiro ya se arrepiente de que el antiguo monasterio de San Clodio fuese rehabilitado en su momento con dinero público (eso hay que recordarlo: diez millones de euros) para ser destinado a fines privados. La idea inicial de convertir el edificio en una escuela de capacitación agraria o centro de FP de enología y viticultura hubiera sido más útil a medio y largo plazo. Pero nadie tiene poderes de ver el futuro. Por lo tanto, lo que se abrió en el año 1999 con la esperanza de ser un motor económico de la comarca del Ribeiro se ha convertido en los últimos años en decepción. Lo más triste en todo ese asunto es que el señor Seijas, amo y señor del imperio Hotusa-Eurostars, siendo un gallego emigrante, muestre tan poco amor y compromiso con su tierra. Esos encuentros político empresariales que suele tener en la costa atlántica con expresidentes, presidentes actuales y destacadas cabezas del mundo de la empresas y de las finanzas, podría haber realizado alguna que otra sesión en O Ribeiro. Pero claro, mola más el nombre de La Toja que San Clodio en la tarjeta de presentación. Podemos entender que el covid trastocó mucho el mundo de la hostelería pero sin un plan claro, concreto, preciso de gestión y promoción del edificio, implicando todo el sector sociopolítico y empresarial de la comarca de O Ribeiro, poco se puede hacer. Si el señor Seijas no quiere, no puede y le aburre el tema de San Clodio, ya sabe lo que tiene que hacer. Hay otras empresas deseando gestionar destinos enoturísticos en la provincia de Ourense, y estoy seguro que lo harían mejor que este señor de Chantada.