Para desconectar unos días en estas fechas festivas, pensé que me vendría bien alguna trasnochada de baloncesto NBA. Y, en esos casos, suelo echarme a la cara lo que toque en suerte, aunque admito que aplaudí con las orejas al ver a los Dallas Mavericks y a Luka Doncic. Gane o pierna, me compensa ver jugar al esloveno, pero si le arrebata una victoria a los New York Knicks en los últimos segundos y rompe todas las estadísticas posibles en la prórroga, lo que tocaba era levantarse del sofá. 60 puntos, 21 rebotes y 10 asistencias. Lo que se dice estar en todas partes y en todas excelso.
Pues servidor, que peina canas y tiene la costumbre de fijarse mucho en las celebraciones, ve sonreír de oreja a oreja a uno de los ayudantes de Jason Kidd. Sí, el mismísimo Darrell Armstrong, que pasó como un ciclón por Ourense camino de la NBA y acumula ya un porrón de años en el banquillo de los tejanos.
Me hizo gracia verlo disfrutar del baloncesto del genio europeo, como oír al nuevo entrenador del COB, Félix Alonso, nombrar al mismo Darrell o a los integrantes de aquel inolvidable Jackson Five del Coren Ourense. Y es que el leonés que pasó por la NCAA americana, Portugal, Suecia o Polonia, además de ser asistente en el Burgos de competición continental —incluida interinidad como primero del banquillo—, no puede ocultar hoy que le hace especial ilusión sentarse como local en el Pazo. Ojalá su vasta experiencia nos valga para reverdecer laureles por estos lares, hasta acordarnos de Doncic, de Darrell y de uno de León en la misma frase.