Los profes

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE

10 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta semana profesores y estudiantes del IES Ferro Couselo participaron en una actividad con centros educativos de Polonia y Turquía para abordar un problema que es global: el acoso. Le sorprendía a los ourensanos —a mí también— que en el colegio turco los niños tienen al mismo tutor durante toda la etapa escolar, de manera que acaba convirtiéndose en una figura muy próxima, de confianza, casi de la familia. La verdad es que, cuestiones prácticas al margen, me parece una buena idea para estar cerca de nuestros chavales, para acompañarlos mientras crecen y mientras aprenden cosas mucho más importantes que las fracciones, el análisis sintáctico o los climas. Cualquier día me levantaré y, sin haberme dado cuenta, tendré a dos adolescentes en casa y muchas más dudas respecto a su educación. Pensar que en el colegio tengo aliados seguro que ayudará.

Todos tenemos claro lo importante que puede llegar a ser un docente en la vida de una persona, para bien o para mal. Como para todo, hay que tener suerte. Pero establecer una relación de respeto y confianza con aquellos a los que dejamos a nuestros hijos durante todo el día me parece clave para sobrevivir a la crianza y para ayudarlos a ser felices. Vendrán problemas y vendrán excepciones, pero si manda el sentido común y la vocación, ver cómo unos niños confían en sus profesores me parece un auténtico tesoro. Mis hijas se acuerdan no solo de todos sus maestros sino también de todos los estudiantes que hicieron prácticas con ellos. Es posible que se olviden de los determinantes o las coníferas, pero siempre recordarán que este año una de sus profes fue a verlas jugar a baloncesto.

Un tutor durante toda la etapa escolar se me antoja un aliado para preparar a los niños para ese mundo que se les va a echar encima. Creo (o quiero creer) que su adolescencia y su juventud no se va a parecer a las de las series de Netflix y HBO. Pero no estorba tener a alguien más en el equipo. Y cruzar los dedos.