El botellón

Rubén Nóvoa Pérez
Rubén Nóvoa DESDE MI BARRIO

OURENSE

20 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

A quí estamos, llegando a la orilla de la nueva normalidad tan cacareada, que resulta que es igualita que la vieja pero con mascarilla. Y es que hay cosas que no cambian. Fue acabarse el estado de alarma y las restricciones de movilidad nocturna y regresar el botellón a las plazas de la ciudad. Con los pubs y las discotecas todavía cerradas a cal y canto, espacios públicos como As Mercedes o la Praza do Ferro se han convertido en punto de encuentro para decenas de jóvenes que se reúnen para beber hasta altas horas de la madrugada ante la falta de una normativa clara que permite a las mermadas fuerzas de seguridad tomar cartas en el asunto. El botellón es algo así como una ruleta rusa. Los vecinos de la ciudad cruzan los dedos para que el problema no se les instale debajo de la ventana de su casa. Y da la sensación de que los políticos hacen lo mismo. Mientras el evidente problema social no les salpique lo suyo es mirar para otro lado. En Ourense, está encallada desde hace años una normativa que regule la prohibición. Mientras eso no suceda, policías y chavales ebrios seguirán jugando al gato y al ratón de madrugada por las plazas.