Tiendo a alejarme, no sé si por el paso de los años o por pereza mental, de aquellas personas que comienzan hablando con un «yo» y terminan casi regalándose un masaje de despedida. Un Francisco Umbral de manual, vaya. Suele ocurrir en los Juegos Olímpicos, donde las medallas encumbran un trabajo de muchos años, pero que raramente es individual. Y ahí, en el agradecimiento, es donde se detecta quién ocupa realmente el primer cajón del podio.
Quizá por su inocencia, o porque sencillamente está bien educado, aún me sorprende la capacidad de reflexión de un crío ourensano de apenas 15 años que se llevó hace poco otra presea en una competición nacional de matemáticas. Martín Padrón, alumno del IES As Lagoas, es un pequeño genio al que no le faltan las ganas de crecer siempre con los pies en el suelo. Quizá Ourense se le quede pequeño algún día. Quizá hasta Galicia, si no se retiene al talento que aquí emerge.
En nuestro primer encuentro, tras vencer en la fase autonómica previa a la Olimpiada Matemática, Martín tuvo el detalle de enviarnos dos o tres notas de audio por WhatsApp para no olvidarse de quienes le habían ayudado a sacar todo lo bueno que lleva dentro. «Elena Vázquez Cendón, decana de la Facultad de Matemáticas de Santiago de Compostela, fue la primera que me contestó cuando mandé un correo a varias asociaciones y universidades para saber si había algún concurso de matemáticas en el que pudiese participar. Siempre me acordaré de ello», decía. Porque en Ourense, donde el fuego calcina una y otra vez las malas hierbas mientras el terreno se ennegrece, también hay semillas que dejan brotes verdes.