Echar de menos

María Doallo Freire
María Doallo NO SÉ NADA

OURENSE

09 abr 2020 . Actualizado a las 17:15 h.

Creo que el confinamiento va a enseñarnos muchas cosas. También que va a recordarnos algunas que olvidamos por el camino de ese vivir deprisa que llevábamos. Estar separados nos ha obligado a echar de menos, a extrañarnos. Los viernes de obligatorias cañas que pueden, sin ninguna razón, terminar convirtiéndose en sábados. Las excursiones improvisadas -o planificadas- a cualquier lugar. El transportarnos acunados por las artes escénicas, por el cine en las salas, por la acústica envolvente de un concierto en directo, -¿de quién? Eso siempre fue lo de menos-. Los domingos de vermú, el celebrar por celebrar con un homenaje culinario que se alarga y al final, ¿pero no era que hoy no salíamos? Los debates infinitos que terminan en risas cuando alguno pierde la razón por desacato. La familia reunida por cualquier motivo, el que sea. Los paseos largos cuyo fin es un buen asado y una copa de aquel vino tan ligero que nos transporta de nuevo a Valdeorras. Extrañar es algo bueno, que más que entristecernos, debería darnos la energía que algunos días nos falta para sobrellevar la situación. Significa que tenemos la suerte de querer y que lo hacemos fuerte. En esta lucha hay miles de personas que ya no tendrán la oportunidad de amar, que serán eternamente extrañadas. Por ellos, y por los que les amaron y les aman, debemos tener presente que nuestro papel es sencillo. Un acto insignificante que lo significa todo: no salir para no propagar un virus. Pronto, antes de que podamos darnos cuenta, volveremos a abrazarnos y para ese entonces ya habremos descubierto que el amor sobrevive a cualquier pandemia.