Cada periodista tiene sus aspiraciones. En mi caso yo soñaba con entrevistar a Michael Jackson y a Nelson Mandela. Cualquiera que me conozca hoy en día pensará que es extraño que de todas las personas que hay en el mundo y con todo lo que me gusta darle vueltas a las cosas, fuese a escogerlos a ellos dos. Pero, ¿por qué no? Mis elegidos eran Mandela y Jackson. Esta fue mi primera derrota: ambos murieron antes de que terminase la carrera. Después de ello, y con habitual frecuencia, vendrían más, derrotas -y alguna que otra muerte-, que me dejarían clarísimo que en esta profesión o aprovechas al máximo todas y cada una de las oportunidades que se te presentan o te quedas sin ellas. Sin oportunidad y sin trabajo. Con una vocación oxidada y bastantes sueños rotos en los bolsillos. Mucho más tarde entré en La Voz de Galicia, hace exactamente un año, donde aprendí que los límites, igual que las metas, se superan y se generan con actitud. Aquí me he encontrado, sobre todo, con historias y con profesionales. Y este lunes se mezclaron las dos en una de las muchas celebraciones que está teniendo el cumpleaños de la edición de Ourense. Una exposición en la calle del Paseo. 50 velas. Cincuenta años de periodismo que se traducen en medio siglo de evolución de esta provincia. Edificios que nacen, familias que aumentan, personas que desaparecen. Temporales que arrasan, equipos que ganan, desarrollo industrial. El amor, la ciudad y el tiempo. No sé que habría sido de mí después de hablar un rato con el Rey del Pop, pero desde luego puedo afirmar que en aquel momento me era difícil soñar con algo tan bueno como lo que tengo hoy en este periódico: mi casa, mi sueño y mi nueva familia. ¡Por cincuenta más!