Y resulta que gobernar era esto

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE

21 oct 2019 . Actualizado a las 11:30 h.

Y resulta que gobernar era esto. Tomar decisiones y apechugar con ellas. Eso es sobre lo que debería estar reflexionando el alcalde de la ciudad, Gonzalo Pérez Jácome, después del patinazo a cargo del programa de protección de víctimas de violencia de género. Dijo, de un día para otro, que la Policía Local se retiraba (otro debate sería si efectivamente el cuerpo municipal tiene capacidad en este momento para atender un servicio tan sensible) y en cuanto vio la que se le venía encima dio marcha atrás. Pero no lo hizo rectificando simplemente, como los sabios, sino pretendiendo cargar la responsabilidad sobre la jefa de la Policía Local de Ourense. Pero de lo que se olvidó es de que el gobernante es él. El que tiene que tomar decisiones políticas es él. Y el que tiene que pagar las consecuencias de esas decisiones es, única y exclusivamente, él. De esto iba ser alcalde. De esto iba gobernar.

Recular con un «Me fie de la jefa de la Policía Local, pero puede estar equivocada» es poco profesional y profundamente cobarde. Me atrevería a decir que hasta machista si no fuera porque Jácome desprecia de forma generalizada a los trabajadores municipales. Se refirió a ella como «máxima experta» para justificar una decisión importante pero olvidó que él es la máxima autoridad de la ciudad. Y que ahora ya no está ni la oposición ni en su televisión privada, donde se podía permitir la incontinencia verbal.

Puede que existan motivos para tomar una decisión así, por la precaria situación de la Policía Local. Pero cuando un alcalde decide algo tiene que hacerlo informado, convencido y dispuesto a defenderlo. Lo que resulta intolerable es que después quiera echar la culpa de sus errores a los demás. Cada palo que aguante su vela. Y aquí ya tenemos velas para una procesión. Porque quien también tiene para aguantar es el PSOE, que censuró la decisión del Concello de Ourense al respecto de la vigilancia de víctimas de violencia de género sin rubor, mientras Santiago y Lugo, gobernados por socialistas, tampoco forman parte del sistema. No sé qué me preocupa más, que lo supieran o que no tuvieran idea. Entiendo que ya estará Gonzalo Caballero llamando para que colaboren. Por no hablar del PP, que en la intimidad se hace cruces con cada salida de tono de su socio de gobierno pero que sigue diciendo amén para tener amarrado un pacto en el que decían que lo que importaba era los ourensanos. Ejem.