Distintas usos de una alfombra

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE

29 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Sufro serias contradicciones respecto al festival de cine de Ourense. Lo de las pantallas aún lo voy entendiendo -aunque estoy muy lejos de controlar y como mucho tengo nivel usuario, como dicen algunos en su currículo respecto a la informática- pero lo de las alfombras me cuesta un poco más. Supongo que porque ese tejido destinado a cubrir el suelo (o lo que haga falta) puede tener distintos usos. Y mientras para algunos es un lugar por el que pasearse y para otros un escenario hacia el que mirar, yo lo veo de otro modo. Es tener a mano una alfombra, que solo pienso en levantarla para ver qué hay debajo. Deformación profesional supongo. Y me da igual que sea roja, como las de Hollywood o los grandes festivales; que sea verde como la de la Berlinale o la Seminci; o que sea azul ourensanía, o sea, a juego con las tonalidades de moda en la Diputación provincial, como la del OUFF. Y volvemos al principio, al OUFF, y a las contradicciones. Siempre que ojeo y hojeo el programa de mano me lamento de que el día no tenga más horas o la semana más días (libres) para poder gastar el tiempo en una sala y ver lo que, de otro modo, por falta de programación o de tiempo, me perderé. En esos momentos pienso que el festival es una oportunidad para los ourensanos. Lo malo es cuando el camino a la butaca tiene alfombra (y es una forma figurada de hablar). Me pasa por ejemplo con la gala inaugural, a la que se podía asistir recogiendo una invitación. Era abierta pero digamos que sentarse en la sala fue más fácil para autoridades y demás familia que para la gente de la calle (que a veces no se entera y otras no se quiere enterar, es cierto).

Este año se colocaron muñecos de cartón en las primeras butacas del auditorio para reivindicar la importancia del público en el cine. Mi sensación fue la contraria: los recortables dejaban a los espectadores como meras marionetas mientras en las mejores filas seguro que había uno (o dos) que piensa que Coixet es un pueblo de la Costa Brava y Del Toro un tenista argentino.