«Debemos la recuperación del convento de Celanova a un ministro de la zona»

Alejandro Mínguez
alejandro mínguez OURENSE / LA VOZ

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CEDIDA

La reina Sofía entregó el premio Europa Nostra al arquitecto Emilio Fonseca Moretón

18 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La entrega del premio de la organización Europa Nostra en mayo de 1984, presidido por la reina Sofía a la restauración del monasterio de Celanova, fue un auténtico acontecimiento social en la villa de San Rosendo. La llegada de la Reina Sofía en helicóptero al campo de As Trigueirizas, en la parte posterior del cenobio, desde el aeropuerto de Santiago a media mañana y el multitudinario recibimiento por parte de los celanovenses en una Plaza Mayor donde no cabía un alfiler, pese a que el tiempo no acompañaba y lloviznó todo el día, aún es recordado por muchos vecinos de la localidad a día de hoy. Fue la única visita Real hasta la fecha desde la restauración de la monarquía en la persona de Juan Carlos I a la villa de Celanova y las fotografías de vecinos con la reina Sofía presiden más de una sala de estar en la localidad 35 años después. Decenas de escolares cambiaron en aquella jornada las aulas por las calles para arropar el exclusivo acto.

Uno de esos vecinos tuvo además una particular relación con esta historia. Cesáreo Moreiras Álvarez, primer presidente del Sporting Celanova, que cumple también 50 años en el 2019, directivo de la entonces Caja de Ahorros Provincial de Ourense, concejal y diputado provincial en los años sesenta y setenta que participó en la comisión de redacción del Estatuto de Autonomía de Galicia y formó parte del primer gobierno de la Xunta de Galicia preautonómica de Antonio Rosón, viajó a Madrid un tiempo antes de la visita de la reina a Celanova para entrevistarse con el entonces rey Juan Carlos I e invitarlo a los actos del milenario de San Rosendo, que se celebraron en 1977. Juan Carlos I manifestó a la comitiva en el Palacio de La Zarzuela que él no podría trasladarse a Celanova por motivos de agenda, pero se comprometió a la «presencia Real» en Celanova en cuanto fuera posible y así fue años después con la entrega del premio Europa Nostra, presidido por la reina Sofía. En la comitiva para invitar al rey Juan Carlos I se encontraban varios representantes municipales celanovenses, como Ricardo Soto y también la esposa de Cesáreo Moreiras, la infatigable Isabel Ingelmo, que sería también corresponsal en Celanova de La Voz de Galicia en los años ochenta y miembro del Patronato Curros Enríquez tiempo después.

Cesáreo Moreiras, en calidad de concejal y diputado, hizo un segundo viaje a Madrid años más tarde para entrevistarse con el ministro de Universidades e Investigación, Luís González Seara, natural de la vecina localidad de A Mezquita, A Merca, y «gracias a él se consiguió el dinero para restaurar el monasterio y más tarde conseguir el premio. Debemos la recuperación del convento de Celanova a un ministro que era de la zona», recuerda. Las instalaciones del monasterio se encontraban en un estado muy malo, después de la Guerra Civil y de haber sido prisión «no se invirtió nada en la mejora» y Moreiras cree que de no ser por la implicación de González Seara hubiesen pasado muchos años en esa situación. El entonces ministro de la UCD entre 1979 y 1981 visitó en varias ocasiones Celanova «e incluso nos reunimos en la casa de sus padres en A Merca» para avanzar en una mejora que supuso «más de 250 millones de pesetas (1,5 millones de euros) de la época».

Nuevos usos

Aquel 23 de mayo de 1984 estaban todas las autoridades gallegas en Celanova, testigos de la entrega del premio por la rehabilitación y readaptación del monasterio bajo el proyecto del arquitecto Emilio Fonseca Moretón para sus nuevos usos, respetando su valor artístico e histórico, tal y como recogía la crónica de la época de La Voz de Galicia, que costaba 45 pesetas (0,27 euros) en los quioscos. Un proyecto que permitió que el claustro Poleiro se convirtiese en un digno centro de enseñanzas medias con instituto de bachillerato y formación profesional con todos los servicios y abandonase la precaria situación en la que se encontraba hasta la fecha. Se puso en valor una parte del edificio donde destacaban las aulas, los seminarios o la biblioteca del emblema arquitectónica de la villa.

Hubo pequeños problemas de protocolo, no estaba claro el orden de intervenciones, «como y quien se podía hacer fotografías», quien acudiría a la comida oficial en el convento que preparó el Hotel San Martín de Ourense, pero finalmente «todo salió bien» recuerdan algunos de los ediles de aquella corporación municipal formada exclusivamente por hombres. La Reina Sofía visitó el monasterio, la capilla de San Miguel, disfrutó de una actuación de baile tradicional a cargo de la agrupación local Lembranza Solpor, se hizo fotos con concejales, autoridades y vecinos e incluso firmó en el libro de honor del Concello de Celanova que entonces presidía el empresario Gregorio Álvarez Medela de Coalición Galega. Xerardo Fernández Albor, presidente de la Xunta se refirió a la reina Sofía como Raíña nosa y mostró la admiración del pueblo gallego a su persona. El cordón policial llegó a romperse en la salida hacía del helicóptero y decenas de celanoveses estrecharon la mano a la reina. En 2010 el Instituto de Enseñanzas Medias organizó un ciclo conmemorativo sobre el premio recibido en 1984 ante la amenaza de abandonar las instalaciones para abrir un parador en el convento, algo que no llegó a producirse.