Matando a una comarca

Miguel Ascón Belver
Miguel Ascón A LA CAÍDA

OURENSE

01 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La Administración fue la que impuso en su día la desecación de la laguna de Antela y también es la Administración la que ha consentido la proliferación sin control de granjas en A Limia. Esta comarca vive básicamente del sector agroganadero y es, de hecho, una de las pocas de la provincia que tiene músculo económico, que aún logra retener a sus jóvenes. A nadie se le escapa que existe un problema de contaminación que muchos intuían, pero que desde hace unos años se ha hecho especialmente evidente con la imagen del embalse de As Conchas de color verde por la proliferación de cianobacterias (algo que no solo provocan las granjas). En todo caso, está claro que la solución no pasa por perseguir a los agricultores y ganaderos hasta empujarlos a dejar el sector. Porque, no nos equivoquemos, si la presión sobre ellos sigue recrudeciéndose, muchos tendrán que abandonar el campo y, quizás, emigrar. Puede que entonces la Administración aparezca para proponer nuevas actividades productivas, quizás para ofrecer ayudas para potenciar el sector turístico pero no servirá de nada. Si la Alta Limia aún tiene jóvenes es por la agricultura y la ganadería. De otro modo, la comarca se parecería a la Baixa Limia, con una belleza natural envidiable, pero con una población cada vez más envejecida por la falta de oportunidades. Me parece muy lógico que la Administración quiera poner freno a la contaminación. En todo caso, si no queremos matar a la comarca, además de amenazar con sanciones, la Administración debe ayudar económicamente al sector a adaptarse a esta nueva realidad.