80 muertos

Edith Filgueira DE ALGUNA MANERA

OURENSE

13 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Celtia falleció con 21 años, a punto de cumplir los 22. Pasó sus últimos días ilusionándose con cómo sería su vida en Londres, en donde la esperaba un puesto de trabajo que acababa de conseguir.

«A nosa filla quería ir a Santiago en coche e non a deixamos porque pensamos que o tren era máis seguro. Sempre se falaba da última tecnoloxía da alta velocidade. Se se soubera todo o que hoxe se sabe, posiblemente estaría viva», contaba su padre con rabia en el quinto aniversario del accidente ferroviario de Angrois.

Creo que Javier y su mujer se sentían en parte culpables por la decisión que tomaron. Por pedirle a su hija que aparcase cerca de la estación y cogiera un tren. Hay cosas que no hace falta decirlas. Y sin embargo, lo tranquilos que nos vamos a la cama todos los demás.

Hay que ver lo poco que nos cuesta implicarnos y hablar en primera persona del plural con los logros de la selección de fútbol y lo poco que asumimos que aquel día «perdimos». Que somos cómplices por votar en base a promesas, sin preguntarnos cómo se verán cumplidas. Que somos culpables de perpetuar a políticos que hicieron mal las cosas y llegan a la comisión de investigación altivos y sin ápice de autocrítica. La sociedad ha dejado solas a las víctimas.

Casi seis años después de que su hija y su sobrina se dejaran la vida en la curva de A Grandeira, sigue sin haber una sentencia que concluya quién tiene la culpa de que Celtia no cogiera su avión a Londres. De que ya no vaya a volver a Xunqueira de Ambía nunca. Y seguimos sin implicarnos. Porque son un número. Ochenta muertos. Una noticia para cada 24 de julio.