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«Con avispas y abejas no se juega»

Pepe Seoane OURENSE / LA VOZ

AGRICULTURA

MIGUEL VILLAR

Los bomberos de Ourense aprovechan en situaciones puntuales la técnica en apicultura de tres de sus profesionales

12 abr 2017 . Actualizado a las 12:43 h.

La alerta que ayer recibieron los bomberos de Ourense sobre las once de la mañana apuntaba a la existencia de un nido de avispas, o de abejas, en la fachada de un edificio de la calle Melón, al lado de la avenida de Buenos Aires. Ni era el primero ni será el último aviso de ese tipo. No representa aquí motivo de preocupación añadido, contando con que en la plantilla del parque de Ourense, aparte de la formación general de todos sus integrantes, hay tres personas que aportan conocimientos específicos de apicultura. Ayer estaba de servicio Alfonso Iglesias Rabanal, que es uno de ellos. Lleva diecisiete años como profesional en el servicio de defensa contra incendios de la capital y fue a él a quien correspondió hacer frente a la incidencia. Con naturalidad.

Las avispas son agresivas. Es algo sabido. Por eso, ante una actuación frente a un enemigo tan singular, lo primero y fundamental es acudir bien protegido. «Con avispas y abejas, de entrada, no se juega», advierte.

Una vez localizado el enjambre, con la experiencia que aporta haber dedicado horas del tiempo libre a la apicultura, el bombero no solo sube con naturalidad en la autoescalera para alcanzar su objetivo, como si tuviera que entrar en una vivienda en llamas, sino que, una vez allí, sabe cómo actuar ante los aguijones. Confirmado que se trata de abejas, algo que prácticamente sabe antes de subir a la escalera, «con conocimientos previos y una caja de cartón ya preparada, es relativamente fácil conseguir que dejen el lugar en el que se encuentran y entren en la caja», dice el apicultor, que ha visto en más de una ocasión cómo cientos de abejas cambian de domicilio siguiendo la llamada de su reina, con un proceder tan natural como gregario en cuanto a que unas se siguen a otras sin más.

El dueño de la vivienda había encontrado el enjambre en el exterior de una ventana. Abrirla era arriesgarse a no se sabe qué. Y más aún con las dudas y la genérica preocupación que despierta la velutina, esa avispa asiática que tanto preocupa a los apicultores por su agresividad. Pidió el vecino ayuda a los bomberos. Allá fue el equipo y allí actuó Alfonso, sin que fuese necesario que nadie se lo pidiera, con la tranquilidad que a sus compañeros aporta saber que tiene buena mano para esas situaciones.

De haber sido avispas, su destino hubiera sido otro. Un enjambre supone un eventual riesgo para la salud ante una siempre posible reacción agresiva. El plan sería acabar con ellas. Sin demasiadas contemplaciones, pero con cuidado. Pero al tratarse de abejas, se retiran con mimo, ya no solo porque el nivel de riesgo es menor, sino porque es una pena desaprovecharlas.

Llama la atención este bombero apicultor sobre los distintos escenarios que eligen los animales para instalarse. Así, mientras que la nueva colmena se va a formar en torno a una reina destronada, que se ha visto obligada a ceder su espacio y abandonar su casa por la presión de otra más joven, en el exterior y al aire libre, los nidos de avispas podrán aparecer en una papelera, bajo un tejado, o en el hueco de una señal de tráfico. «En estos casos, de lo que se tratar es de llegar y anular, para evitar que se produzcan daños personales», indica este especialista.

De velutinas, en la capital, aún no han tenido conocimiento los bomberos. En la provincia, sin embargo, son varios los nidos que se han localizado. Avanzan, hasta el momento, de forma natural, con la consiguiente inquietud y preocupación en los servicios de emergencias, que en algunas zonas de Galicia dedican muchas horas a acabar con esta variedad que se ha convertido en un depredador especializado con las abejas como objetivo preferente. Esa es otra historia.