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Santi M. Amil

El espacio cultural El Cercano acoge expresiones dadaístas multidisciplinares

14 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Cada palabra es como una innecesaria mancha en el silencio y en la nada», Beckett.

Más de una treintena de artistas acudieron a la convocatoria dadaísta que Moncho Conde Corbal realizó desde el espacio libre de expresión multicanal que sabiamente dirige, El Cercano, para conmemorar el centenario de El Cabaret Voltaire, promovido por escritores y artistas cuyo espíritu irreverente daría lugar al Dadaísmo, movimiento de vanguardia caracterizado por su crítica antiburguesa. Además de los artistas y Cercanos, el evento artístico multiplicó el interés del público que se sumó activamente participando de las performances que se llevaron a cabo el 4 de noviembre y visitando la exposición.

Moncho Conde Corbal, visionario, de espíritu dadaísta, alma, pensamiento y lengua libre, fue un entusiasta anfitrión del evento que, en su casa El Cercano, se llevó a cabo en las manifestaciones plásticas con forma de performance de una seductora María Piensos y un ingobernable Enrique Tenreiro, cuyas aportaciones mantuvieron la sorpresa y la expectación del público, trabajando a través del lenguaje corporal una actuación inesperada que irrumpe en tiempo real interrumpiendo la conferencia sobre la idoneidad o no de un movimiento post dadá en la actualidad y que contó con las intervenciones de Alfonso Armada, director cultural de ABC, cuya acción fue crear el Club Dadaísta Ourensano, que 20 minutos después clausuró en un acto nihilista y contradictorio, quedando eliminada la Cédula Dadaísta Ourensana, un guiño a la reconstrucción que hizo Rauschenberg con la destrucción de la obra de De Konning; el guionista y escritor Carlos del Moral, inclasificable e infinito y el ínclito y extraordinario artista Eugenio Ampudia -cuya reflexión sobre los procesos artísticos y el papel político del creador como gestor de ideas, el significado e identidad de la obra de arte y el análisis de la experiencia del espectador- le convierten a través de una obra mayúscula en uno de los creadores más paradigmáticos, completos e interesantes del panorama cultural español. La paradoja que reside en la imposibilidad, el existencialismo de la alberca de aguas profundas que refleja el vértigo de lo infinito, el existencialismo de Fuego Frío, Tiempo o Tomar medidas, de El futuro no es de nadie todavía. Un creador implicado con su entorno «reconciliador del arte y el pueblo» (Apollinaire) que la grandeza de su persona es comparable a la altura de sus obras.

Del Moral, Francisco, Armada, Antón Tejada?En micro abierto fueron la voz de la lírica y se dio lectura al Manifiesto Dadaísta.

Hubo conexiones internacionales en directo con Javier Esteban, María Nieves y Marcos de la Fuente. La lluvia impidió la acción muralista de Mon Devane. La magia de Tanito y la performance músico-dadaísta de Lar Legido, las actuaciones musicales de Pablo Sax, Miguel e Iván Caride, Luis Morales, Carlos y el gaiteiro Paco Mariñeiro.

Crítica a la crisis de valores

Estas acciones performáticas efímeras tienen un soporte físico en la exposición a través de la que se expresan multidisciplinarmente los artistas: Mayte Diz realizó un interesante collage que ironiza el retrato de Tristán Tzara con una audaz composición que enlaza con el concepto del arte como objeto de consumo; Paz Carro ilumina una maqueta del Cabaret Voltaire, Massa interviene el espacio con unos leggings cromo-escultóricos y un cuadro espectacular de Leandro Sánchez enmarca el concepto dadá con su pincelada precisa y su estilo inconfundible. Magnifico es el ready made que Riomao interviene en «Taburete para secretaria» y el crítico fotomontaje de Yglesias convirtiéndonos en ovejas dirigidas por un asno y hay lobos y payasos y el más peligroso, el lobo con piel de cordero.

Aguda critica a la actual de crisis de valores y humanidad en el que un constructor ignorante y temerario se convierte en la voz de un pueblo al que desprecia. Símbolo iconográfico de revulsivo social antisistema, la «Pierneta» de Maec que, desde el garabatismo compulsivo, expresa su talento y descontento. Una inteligente composición de Din Matamoro con un ave-cebolla y la espléndida obra del genial y dionisíaco artista Don Manuel (Vázquez Ribada) en colaboración con el patafísico Fernando Arrabal. El profesor José Rivela, reinterpretó la partida de ajedrez de Duchamp con la escritora Eve Babitz desnuda, fotografiado por Julian Wasser y atribuido a Man Ray. Un Quijote expresionista de Lazcano, magnífica obra como la sublime instalación de Natalia Figueiras y el cuadro de Mariscal entre otros artistas.

«Hay una grieta en todo. Así es como entra la luz», Leonard Cohen.