Las bicicletas

Rubén Nóvoa Pérez
Rubén Nóvoa DESDE MI BARRIO

OURENSE

13 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Andan apurados estas semanas en las carreteras por las que pasará La Vuelta a España para que esté todo niquelado. Que se vea todo bonito por la televisión. Y eso me recordó al mundial de Sudáfrica. Aquel que ganó España y que se jugó en campos hechos para la ocasión y que años después están abandonados y sin uso. Es curioso ese afán que a menudo demostramos por querer quedan bien. Por la fachada. Por comprarnos la camisa de marca, aunque las pasemos canutas para llegar a final de mes. Y esta provincia tengo la sensación de que se ha metido en esa vorágine con la prueba ciclista. Serán, sin duda, días «históricos» para Ourense. Se verá nuestra belleza termal y paisajística en millones de televisiones del mundo. Será también un buen momento para que todos esos dirigentes que andan estos días de vacaciones vuelvan para hacerse la foto y salir en las portadas. Pero no nos engañemos, La Vuelta por sí sola no cambiará el sino de esta provincia. Ourense no desaparecerá por arte de magia de los últimos puestos en las estadísticas, no se poblarán los pueblos donde no hay vecinos ni se acabará con las listas del paro. El paso de La Vuelta será un espectáculo deportivo de primer nivel y dejará los bolsillos llenos de hosteleros y comercios que harán su particular agosto. Ni más, ni menos. Cuando los ciclistas crucen el Padornelo, las carreteras que llevaban años sin arreglar o los puentes que estaban sin pintar volverán al olvido. La vieja cárcel, por ejemplo, seguirá siendo eso y no el hotel-balneario que necesita esta ciudad. Esa es la verdadera carrera a la que debe lanzarse Ourense y no a la de salir en la foto de La Vuelta.