Alrededor del círculo cromático

tareixa taboada OURENSE

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miguel villar

Geometrías abstractas de Ana Begoña Lorenzo en el Espacio de Roberto Verino

01 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Aprende las reglas como un profesional para que puedas romperlas como un artista», Picasso.

En el marco expositivo que Roberto Verino dedica a la proyección del arte y los artistas, en su Espacio de Arte (Calle del Paseo), se presenta hasta el 31 de agosto la obra de la artista ourensana Ana Begoña Lorenzo que a través de 13 obras que se exhiben como grupos plásticos, mantienen su autonomía expresiva además de rotunda manera independiente, obedeciendo a un lenguaje conceptual contemporáneo que propone distintas lecturas e interpretaciones inmediatas.

Como Vasarely o Bridget Riley explora los efectos ópticos y experimenta como Sol Lewitt sobre la reducción de las emociones a estructuras geométricas creando ilusoriamente por la disposición de los elementos, falsa sensación de profundidad o proyección.

La magnífica obra con la que homenajea a Matisse consigue una resolución perfecta para el problema estético, jugando con las texturas derivadas de la alternancia del material que da forma a las hojas (cuero cosido) y el soporte plástico que funciona como fondo (tela) con el apoyo del discurso cromático, de un tono uniforme, nude, que se integra y no distrae del elemento performático. Recuerda ligeramente Night Leaf, de Louise Nevelson, por su fascinante diálogo de ritmos y color, estructura y permanencia al reflejo de lo más incorpóreo de la realidad, reduciendo el color a monocromatismo para diferenciar los volúmenes, sintetizados en una cara frontal o bidimensional y el tipo de técnica mixta de múltiplos, la delicadeza de los elementos que integra en la obra en un marco rígido por principios de textura y contraste con carácter de icono reconocible.

Imágenes en gran aspecto abstractas como representaciones ideales de conceptos universales que paradójicamente relaciona el colaje postcubista o tableaux object con el legado del ready made y surrealista cuando incorpora objetos reales al cuadro, constituyendo la recuperación de la superficie pictórica por la abstracción y la reivindicación del motivo, del objeto, continuación de la investigación sobre el lenguaje de la pintura que le lleva a experimentar a través de fundamentos mínimos dentro de lo plástico sin ninguna representación de la naturaleza a través de la percepción en objeto de los aspectos pictóricos siguiendo el orden nuevo ideado por Cézanne, autónomo respecto de la naturaleza, una trama abstracta de raíz cubista. Ana crea composiciones con masas sólidas con sensación de movimiento fluido que equilibra el sentido del color con la formas, la disposición de los objetos en el espacio, la estela del movimiento y un hermetismo que reproduce desde la geometría y las construcciones plásticas abstractas sin interés figurativo ni representativo de las formas naturales, ni un modo de ver impositivo, dirigido, incluso se opone a lo surrealista, prescindiendo también de los preceptos del minimalismo clásico, considerándose, las suyas, formas autosuficientes que dialogan con las superficies y se diluyen en el espacio plástico como levitando, generando en sus múltiples intersecciones infinidad de círculos cromáticos que volumizan las esferas que sobresalen, protagonistas del fondo neutro.

Sus proyectos funcionan como expresiones artísticas libres entre distintos campos de actividad. Remite al cubismo órfico que Apollinaire denominó Orfismo, tendencia abstracta que resalta el color y la luz, reflejando conjuntos, funciones y relaciones de elementos no representativos de la realidad, naturaleza o campo visual sino creados como entidad e identidad autónoma, como expresión de arte puro, antifuncional que se opone conceptualmente a la forma de representación del arte tradicional, recordando en las formas circulares coloreadas y la disposición rítmica de los elementos lineales a Kupka.

La investigación plástica de Ana Lorenzo continúa con la experimentación en el campo de la abstracción con distintas categorías: círculo, verticales, horizontales y diagonales, en las ruedas cromáticas como Alphonse Mucha y Sonia y Robert Delaunay, compartiendo ese interés por el ritmo y el movimiento, el discurso expresivo a través de formas geométricas y la interacción y temperatura y planos del color en un arte fundamentalmente abstracto.

Cabe destacar la magnífica reutilización que en las piezas tres y cuatro realiza del material, con papeles intervenidos por sus propios alumnos que llevan el eco impreso de Magritte en la parte icónica y monocroma y la textura que los números, anotaciones, operaciones aritméticas y firmas aportan al folio en el que fueron previamente realizadas.