El faro del fin del mundo

tareixa taboada OURENSE

OURENSE

Marta Moreiras muestra las imágenes de su proyecto «Finis Terre» en el centro Simeón.
Marta Moreiras muestra las imágenes de su proyecto «Finis Terre» en el centro Simeón. miguel villar< / span>

Fotografías de Marta Moreiras en el Centro Cultural Marcos Valcárcel

29 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Évame eva

Évame si me transito

Évame malú», Carlos Oroza.

A través de los sentidos, el recorrido por los paisajes de Finis Terre de Marta Moreiras trasciende a la imagen fotográfica como material de base y plataforma de investigación y búsqueda en detrimento de su carácter documental y convirtiendo el paisaje natural en una soberbia puesta en escena con métodos y estrategias estéticas, derivando la percepción del visitante hacia postulados expresivos y emotivos para un espectador convertido en prosumidor, incorporándolo como agente y consumidor de contenidos artísticos. El espacio-camino procesional y dirigido de las cajas de luz transporta al flanêur al infinito azul del Atlántico en su fundido en negro, entre la semioscuridad furtiva y sacudido por el sobresalto continuo de olas de un mar embravecido, cuna de leyendas, naufragios y piratas. El paisaje como identidad cultural, el vértigo del océano en la Costa da Morte, el punto más occidental del mundo conocido de los romanos.

El mar alimento y sepulcro. Infinito e insondable. Siguiendo el camino de la Via Láctea, mas allá del Cabo Fisterra, está ese Infinito, el paraíso de los cristianos, la Isla de la Eterna Felicidad de los pueblos del área atlántica sepultada en el cobalto de su azul, entre cadáveres y espuma, peces abisales, restos de naufragio, sirenas y otros monstruos?

Impasible y vetusta, Orcabella cruel y pagana se hace invisible, cansada de vivir se encierra en su sepulcro de serpientes, huesos de niño y dolmen viejo, edificando su tumba de roca y mar.

La inmensidad del Universo en un océano infinito de polvo de estrellas que se bañan en el meigallo fecundo de su reflejo. Un paisaje telúrico y mágico. La impronta de una identidad primitiva, ancestral y mítica de ritos secretos y cultos pretéritos y matriarcales. El impacto de la naturaleza en la minúscula finitud del hombre advierte de los peligros de la globalización en un mundo cada vez mas deshumanizado.

La inmensa soledad del hombre contemporáneo se perfila en un infinito identificable en su silueta contrastada al escorzo de la figura de El caminante sobre el mar de nubes atribuído al propio Friedrich, como un sublime retrato de la alienación y el silencio enfatizado a través de una perspectiva cromática. Un personaje anónimo que transmite la idea de la disolución del individuo en un todo con el universo en una manera de expresar el discurso como Magritte, como piezas de desalineamiento en la composición. Sin embargo su función es de identificación y se coloca cubriendo el punto de fuga, de esta manera el espectador tiende a colocarse en el lugar de la figura y experimenta el fenómeno del sobrecogimiento del ser mortal frente a la inmensidad de una naturaleza cambiante e infinita.

La identificación cultural con el símbolo, la herencia castrexa, la naturaleza efímera del hombre y su huella en el paisaje, volumiza las formas naturales como elemento físico de la realidad tan orgánico como sígnico.

Los encuadres elegidos, el desenfoque intencionado y el movimiento propio del fisiograma o Light Graffiti aportan una carga poética intensificando el discurso visual. Marta aumenta o disminuye la exposición para fijar distintos pasos de gris que originan en la composición un sistema de zonas contrastadas del blanco al negro, como en las magníficas fotografías de Ansel Adams, Andreas Gursky -en el punto de vista elevado y el color- o Per Bak Jansen, en la construcción de una visión metafísica a partir de un paisaje real.

Los cambiantes efectos de la luz transforman la atmósfera de la fotografía aumentando la intensidad dramática y la carga expresiva y emotiva. El discurso se conceptualiza. Las luces se manejan como pequeños incendios. La luna se refleja en el agua en una noche más negra que oscura.

De entre la niebla el faro vierte su intermitente vómito de luz desde su elevada cátedra de via crucis y cruce de caminos.

crítica de arte