La investigación a Jácome es el último ejemplo de la deriva que tomó el PSOE en Ourense en los últimos años y que tanto castigo recoge en las urnas. La prioridad marcada por su líder, Pachi Vázquez, es poner la maquinaria del partido a favor de sus amigos, como es el caso, y olvidarse de esa gran masa de necesitados que son los 335.219 ourensanos. El histórico partido, convertido en la provincia en una secta de tinte personalista, dedica sus esfuerzos no a mejorar la calidad de vida de sus conciudadanos y sí a investigar a los que, como Gonzalo Jácome, les sitúan ante las contradicciones entre sus teóricos principios ideológicos de izquierda y sus prácticas caciquiles en el ejercicio del gobierno. Ahora pusieron la lupa sobre el líder de Democracia Ourensana al que investigan en la Diputación. Esta transmutación del PSOE de Pablo Iglesias en una KGB de Stalin debe tener una explicación. Si encuentran algo ilegal, que lo denuncien. Y que expliquen por qué le siguen la pista a 53.401 euros facturados por la empresa de Jácome a la Diputación en 6 años y les trae al pairo los 2.193.325 euros que desde el 2010 la institución adeuda a centenares de empresas, los 50 millones que acumula en su debe o los millones que se dilapidan año tras año por conceptos que harían sonrojar a cualquiera. El árbol de la revancha le impide al PSOE el bosque del control del gasto público. Como le impide ver que, por actuaciones como ésta y similares, el pasado 20-N se le escaparon 38.110 apoyos de otros tantos votantes ourensanos desencantados con la política socialista en la provincia.